2019 parece ser el año del populismo de derechas en Europa. Ya sea en
Italia, Francia, Hungría, Polonia, España o Alemania: el giro a la
derecha avanza en toda Europa. Los populistas de derecha se entregan al
máximo de cara a las elecciones al Parlamento Europeo con el objetivo de
darle una sacudida.
Y, a tenor de las duras palabras de sus representantes, también
pretenden derrocar la Unión Europea a mediano o largo plazo. Guido Reil,
de Alternativa para Alemania, afirmó: "El mejor modo de evidenciar lo
absurda y decadente que es, es desde dentro. Se puede destruir mejor
desde dentro que desde fuera". Joseph Sauvage, propietario de un bar de
Denain, en el norte de Francia, vota al partido de Marine Le Pen,
Agrupación Nacional, por no ver cómo le cuesta a sus vecinos salir
adelante. "Cuando las fábricas cerraron, también cerraron las tienditas
en las calles. Aquí no hay economía, no hay trabajo. Políticamente
también ha cambiado; antes había mayoría comunista, era lo normal. Y
cuando desapareció el mundo laboral, eso cambió". También cambió su
opinión sobre la inmigración. "Los inmigrantes que vienen tienen las
mismas ventajas sociales, aunque nunca hayan trabajado aquí". Lo mismo
opina Luca Davide, militante del partido italiano Liga Norte. Está harto
de vivir en un edificio deteriorado en una pequeña ciudad llena de
extranjeros. "¡No necesitamos traficantes de drogas ni ilegales! Solo
queremos vivir aquí con tranquilidad y seguridad". A principios de
febrero de 2018 un ultraderechista disparó en plena calle contra un
grupo de inmigrantes subsaharianos. El líder de la Liga Norte, Matteo
Salvini, acusó a la Unión Europea de tener responsabilidad "moral" en el
atentado por haber llenado el país "de extranjeros ilegales". El
mensaje cala en la opinión pública. Hungría evidencia el modo en que
cambian la sociedad y las instituciones de un estado cuando los
populistas de derecha llegan al poder: jueces, organizaciones,
científicos o periodistas que defienden a los refugiados o los derechos
humanos denuncian graves restricciones en la "democracia iliberal" de
Orbán. Mientras, muchos jóvenes húngaros se oponen abiertamente a la
política de Orbán. ¿Un rayo de esperanza?