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viernes, 11 de noviembre de 2016

Documental - Alimentos Transgenicos


El largo y complejo camino que han recorrido los alimentos transgénicos hasta que se han incorporado con normalidad a nuestra alimentación.
Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética

miércoles, 15 de enero de 2014

Lo que no sabías del azúcar que consumimos


En los anuncios publicitarios de hace 50 años se decía que el azúcar era un excelente alimento energético que incluso podía ayudarnos a adelgazar. Por ejemplo, se decía que tres cucharadas de azúcar engordaban menos que media manzana. Todo eso ha cambiado drásticamente, recomendándose actualmente evitar este producto porque puede provocar diabetes u obesidad. Sin embargo, suprimir la bollería de nuestra dieta o recurrir a la sacarina no es suficiente para eliminar el consumo de azúcar al 100%… de hecho, éste se camufla en todo tipo de alimentos (¿sabías que las latas de espárragos o el salmón ahumado contienen azúcar?).
El azúcar sólo es un ejemplo de lo poco que conocemos de los alimentos que consumimos hoy en día. En el proyecto periodístico de investigación “Carro de Combate” investigan toda la cadena de consecuencias sociales, ecónómicas, laborales y medioambientales que hay detrás de la industria alimentaria. No os perdáis el siguiente vídeo informativo donde nos explican este trabajo, centrándose en el azúcar como ejemplo paradigmático de los procesos aludidos:




Visto en:http://www.sindinero.org/

domingo, 15 de diciembre de 2013

Cómo Silencia Monsanto a los Científicos Disidentes


Que un ex científico de Monsanto deba encontrarse a sí mismo a cargo de un puesto especialmente creado en el mismo diario que publicó dos estudios de referencia que cuestionan la seguridad de los productos de esa compañía no debe sorprender a nadie que sea consciente de la puerta giratoria Monsanto. Esta puerta es responsable de literalmente docenas de funcionarios de Monsanto, cabilderos y consultores que se encuentren en posiciones de autoridad en los órganos de gobierno que supuestamente existen para regular a la compañía y sus acciones.

sábado, 23 de noviembre de 2013

LOS TRANSGENIALES


LOS TRANSGENIALES en acción defienden al país de la invasión transgénica.

Una película de CINE REVOLUCIONARIO.

facebook.com/cinerevolucionario
@cinerevoluciona
“Los Transgeniales” es una película dirigida por los cineastas Andrés Carrasco Garlick y Reimi Terán, que forman parte del movimiento Cine Revolucionario.
La película está siendo publicada por partes en youtube y la sinopsis y los siete capítulos que hasta el momento hemos publicado los pueden encontrar en el siguiente canal: http://www.youtube.com/user/paxandtax?feature=watch.

viernes, 25 de octubre de 2013

HAMBRE DE SOJA + La Otra Cara de La Soja (Soya) "The other face of soy" Monsanto loves Ar...

Documental sobre los cultivos de soja transgénica en Argentina , y los estragos que está causando: miseria, desocupación y degradación de los suelos.

HAMBRE DE SOJA por klaudia_daniela
Reproducción de la mayor parte del Programa: "Cadena de Noticias" conducido por Gisela Marziotta que toca el tema "tabú" en la mayoría de los medios de comunicación argentinos: "La Otra Cara de la Soja" donde se hace un análisis completo de los probables problemas en la salud de los consumidores, debido a la ingestión prolongada de alimentos transgénicos y los restos de químicos que pueden contener. Además de enumerar los daños al ambiente del modelo de producción agrícola con agroquímicos y a la propaganda engañosa de las empresas para vender y distribuir estos productos, cómo la panacea que resolverá el hambre en el mundo. Emitido el 1º de Octubre de 2012 por A24. (Lamentablemente por única vez)

lunes, 10 de junio de 2013

¡VAMOS AL GRANO!: CUIDADO CON EL MAÍZ TRANSGÉNICO

Documental super didáctico y para todo público que explica la problemática del maíz transgénico en México y sus consecuencias económicas, ecológicas y culturales.


dirección:Marco Díaz León
año: 2008
duración total en 5 partes: 47 minutos
 Dirigido a un auditorio no especializado en los transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM), el video explica el proceso de inserción de genes, los mecanismos de la herencia y las extrañas combinaciones de genes que están inventando los biotecnólogos.
Destaca la importancia del maíz para México como centro de origen y diversidad, la asombrosa adaptación y capacidad biológica del cultivo, así como sus usos tradicionales y modernos. Cuestiona los intereses de las corporaciones y de los científicos a su servicio por los usos agrícola, industrial y farmacéutico del maíz.
Muestra la diferencia entre el mejoramiento campesino, el mejoramiento genético convencional y la tecnología transgénica; nativos, híbridos y transgénicos.
Abarca diversas problemáticas relacionadas con esta revolución biotecnológica, como los impactos de los OGM en el ambiente y en la salud pública, las dificultades legales, la pérdida de soberanía alimentaria y las políticas agrarias que fomentan el abandono del campo, para argumentar por qué los transgénicos no son la solución para México.
Finalmente, ofrece propuestas para defendernos de los transgénicos ante la voracidad de las corporaciones, resaltando la importancia de una mejor nutrición, el apoyo a campesinos que llevan a cabo proyectos de agricultura sustentable y la unión de productores, consumidores y científicos independientes para exigir políticas públicas que respondan al interés común.

Fuente:http://caminosostenible.org/mediateca/vamos-al-grano/

viernes, 8 de febrero de 2013

La guerra de la soja. Documental Completo 42 min


La soja transgénica es oro para la multinacional propietaria de la semilla, para los grandes productores y las empresas multinacionales que la exportan desde América Latina. Sin embargo, es un negocio muy discutido por muchos sectores que consideran que provoca muchos daños y deja pocos beneficios en los lugares donde se cultiva. Un equipo de 'En Portada' viajó hasta Argentina y Paraguay, dos países que junto con Brasil están entre los grandes productores y exportadores de soja transgénica del mundo.

Fuente: Este Documental fue Extraido de La Serie En Portada de Television Española

martes, 5 de febrero de 2013

Semillas de Libertad (Seeds of Freedom - Spanish)

Semillas de Libertad cuenta la historia de las semillas, desde sus raíces en el corazón de los sistemas tradicionales y diversos de cultivo en todo el mundo, hasta su transformación en una poderosa comodidad, utilizadas para monopolizar el sistema global de alimentación.

La película destaca hasta qué punto el sistema de agricultura industrial, y las semillas genéticamente modificadas en particular, han impactado en la enorme agro-biodiversidad evolucionada por agricultores y comunidades de todo el mundo, desde el comienzo de la agricultura.

Semillas de Libertad pretende cuestionar el mantra de que a gran escala, la agricultura industrial es el único medio por el cual podemos alimentar al mundo, promovida por el grupo de pro-transgénicos. En el seguimiento de la historia de la semilla, se ve claramente como la agenda de las empresas ha llevado a la toma de control de las semillas, con el fin de obtener vastos beneficios y control sobre el sistema alimentario mundial.



Semillas de Libertad (Seeds of Freedom - Spanish) from The ABN and The Gaia Foundation on Vimeo.

jueves, 18 de octubre de 2012

David contra Monsanto

Imagínese usted, que un temporal afecta sobre su jardín.
 Y sin que usted lo sepa y sin su consentimiento, caen semillas que están manipuladas genéticamente, en su huerta.

Un par de dias después, vienen los representantes de una empresa a su casa, reclamen su verdura y le hacen una denuncia de 20.00,00 € por utilizar semillas manipuladas genéticamente que están patentadas.

sábado, 4 de agosto de 2012

El futuro de la comida (The future of food) (2006)



El futuro de la comida

El futuro de la comida es un documental estadounidense de 2004 que hace una investigación en profundidad sobre productos alimenticios patentados y sin etiquetar alterados genéticamente que han ido entrando silenciosamente en las tiendas de comestibles estadounidenses desde la década pasada. Muestra la opinión de agricultores en desacuerdo con la industria alimenticia y detalla el impacto en sus vidas y en su economía de esta nueva tecnología y hace brillar una luz en el mercado y fuerzas políticas que están cambiando lo que comemos. El film critica el costo de la industria alimentaria globalizada en las vidas humanas de alrededor del mundo y subraya como las compañías trasnacionales están gradualmente conduciendo a los agricultores fuera de sus tierras en muchos países. La dependencia potencial de manera global de la raza humana de un número limitado de empresas alimenticias globales es discutida, así como su riesgo incrementado de desastres ecológicos como la Gran hambruna irlandesa (1845-1849), resultantes de la perdida de biodiversidad debido a la promoción de una agricultura de monocultivos patrocinada por las corporaciones. El hecho de incorporar tecnología Terminator en semillas de plantas es cuestionado, expresando datos concernientes sobre el potencial para expandir catástrofes afectando las fuentes de alimentos, al igual de como los genes contaminados producen una contaminación genética afectando otras plantas silvestres. Las historias legales reportadas por el documental relatan como un número de granjeros de Norteamérica han sido demandados por Monsanto; y se entrevista al demandado del caso Monsanto Canada Inc. contra Schmeiser. El guion y la dirección del documental es de Deborah Koons, quien también lo produjo conjuntamente con Catherine Butler. Fue estrenado el 14 de septiembre de 2005 en Nueva York en el Film Forum. Desde entonces se ha editado en DVD, en formato tanto NTSC como PAL.

jueves, 7 de octubre de 2010

Transgénicos: El prontuario criminal de Monsanto (El mundo según Monsanto. En español y completo.)

Transgénicos: El prontuario criminal de Monsanto
Por Fernando Glenza Agencia Prensa Mercosur

Una reciente resolución de las autoridades científicas de Argentina invita a recordar la historia negra de esta transnacional norteamericana que atenta contra el medio ambiente y la vida.

Monsanto se presenta a sí misma como una empresa visionaria, una fuerza de la historia mundial que trabaja para aportar ciencia de vanguardia y una actitud ambientalmente responsable a la solución de los problemas más urgentes de la humanidad. Pero, ¿qué es en realidad Monsanto? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo llegó a ser el segundo productor mundial de agroquímicos y uno de los principales proveedores de semillas en el planeta?. ¿Es Monsanto la compañía "limpia y verde" que proclaman sus anuncios, o los mismos apenas representan una operación de imagen que oculta la naturaleza criminal de la compañía?

En una Resolución del 13 de diciembre de 2004, el Comité Nacional de Etica en la Ciencia y la Tecnología (CECTE), dependiente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Argentina, tomó conocimiento de la convocatoria al Premio "Animarse a Emprender", instituido por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas, Educativas y Técnicas (CONICET) y la empresa Monsanto, que otorgaba 30 mil dólares al mejor proyecto en el área de biotecnología y medio ambiente, y recogió las inquietudes formuladas sobre este premio por algunos investigadores.

En atención a esas consideraciones, el CECTE estimó que es "inconveniente" que una institución pública de la ciencia y la tecnología se asocie en el otorgamiento de premios a la investigación científica o tecnológica con organizaciones o empresas que "son objeto de cuestionamientos éticos por sus responsabilidades y acciones concretas en detrimento del bienestar general y el medioambiente".

Monsanto es la compañía que introdujo al mercado la primera generación de cultivos transgénicos, convirtiéndose en el líder mundial en la promoción de biotecnología en la agricultura. Actualmente, es el mayor vendedor mundial de semillas transgénicas en Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá. Sus cultivos representan más del 90 por ciento de todos los cultivos transgénicos del mundo. Los cultivos resistentes a su herbicida "glifosato", como la "soja RR" (Roundup Ready) y el "maíz RR", sólo promueven la agricultura industrial de insumo-dependencia. Una mirada a su historia nos dará algunas claves reveladoras, y puede ayudarnos a entender mejor las prácticas actuales de la compañía.

Un resumen de la detallada investigación realizada por Brian Tokar, autor de "Earth for Sale" (South End Press, 1997) y "The Green Alternative" (New Society Publishers, 1992), yprofesor de Ecología Social en el Goddard College, de Plainfield, Vermont, Estados Unidos, muestra una verdadera colección de atrocidades perpetradas por esta multinacional de gran ingerencia actual en Latinoamérica.

Con sede en San Louis, Missouri, Estados Unidos, Monsanto Chemical Company fue fundada en 1901 por John Francis Queeny, un químico autodidacta que llevó la tecnología de la fabricación de sacarina, el primer edulcorante artificial, de Alemania a Estados Unidos. En los años 20, Monsanto se convirtió en uno de los principales fabricantes de ácido sulfúrico y de otros productos básicos de la industria química, y desde la década del 40 hasta nuestros días, es una de las cuatro únicas compañías que han estado siempre entre las 10 primeras empresas químicas de Estados Unidos.

En los años 40, el negocio de Monsanto giraba en torno a los plásticos y las fibras sintéticas. En 1947, un carguero francés que transportaba nitrato de amonio (utilizado como fertilizante) explotó en un muelle a unos 90 metros de la fábrica de plásticos de Monsanto en las afueras de Galveston, en Texas. Más de 500 personas murieron en lo que llegó a ser considerado como uno de los más grandes desastres de la industria química. La planta producía estireno y plásticos de poliestireno, que aún se usan para envases de alimentos y otros productos de consumo masivo. En los años 80, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA), colocó al poliestireno en el quinto lugar de la clasificación de productos químicos cuya producción genera las mayores cantidades totales de residuos peligrosos.

En 1929, la Swann Chemical Company, adquirida poco después por Monsanto, desarrolló los bifenilos policlorados (PCBs por sus siglas en inglés), que fueron muy alabados por su estabilidad química y su ininflamabilidad. Su uso más frecuente se dio en la industria de equipos eléctricos, que escogió a los PCBs como refrigerantes incombustibles de una nueva generación de transformadores. En el transcurso de los años 60, los compuestos de la cada vez más numerosa familia de los PCBs de Monsanto fueron también usados como lubricantes, líquidos hidráulicos, aceites lubricantes de herramientas, revestimientos impermeables y selladores líquidos. Las pruebas de los efectos tóxicos de los PCBs se remontan a los años 30, cuando científicos suecos que estudiaban los efectos biológicos del DDT comenzaron a hallar concentraciones significativas de PCBs en la sangre, pelo y tejidos grasos de los animales silvestres.

La investigación durante los años 60 y 70 reveló que los PCBs y otros compuestos organoclorados aromáticos eran carcinógenos poderosos, y también los relacionó con un amplio conjunto de trastornos reproductivos, de desarrollo y del sistema inmunológico. La afinidad química de estos compuestos por las grasas es responsable de sus enormes tasas de acumulación y bioconcentración, así como de su expansión a través de la cadena alimenticia marina en el mundo. Aunque la fabricación de PCBs se prohibió en Estados Unidos en 1976, sus efectos tóxicos y perturbadores del sistema endocrino persisten en todo el mundo.

La relación de Monsanto con la dioxina se remonta a la fabricación del herbicida 2,4,5-T, que comenzó a finales de la década de los 40. Casi inmediatamente, los trabajadores comenzaron a enfermar, con erupciones en la piel, dolores inexplicables en las extremidades, articulaciones y otras partes del cuerpo, debilidad, irritabilidad, nerviosismo y pérdida del deseo sexual. Documentos internos muestran que la compañía sabía que aquellas personas estaban realmente tan enfermas como decían, pero la empresa mantuvo todas las pruebas ocultas. El contaminante responsable de las dolencias de los trabajadores no fue identificado como dioxina hasta 1957, pero antes de esa fecha, los especialistas en guerra química del ejército de los Estados Unidos se habían interesado por dicha sustancia como una posible arma química.

Monsanto envenenó Vietnam. El herbicida conocido como Agente Naranja, que fue usado por las fuerzas militares estadounidenses para defoliar los ecosistemas de selva tropical de Vietnam durante los años 60, era una mezcla de 2,4,5-T y 2,4-D que provenía de varias fuentes, pero el Agente Naranja de Monsanto tenía concentraciones de dioxina muchas veces superiores al producido por Dow Chemical, el otro gran productor del defoliante. Esto convirtió a Monsanto en el principal acusado en la demanda interpuesta por veteranos de la guerra del Vietnam, que experimentaron un conjunto de síntomas de debilidad atribuibles a la exposición al Agente Naranja. Cuando en 1984 se alcanzó un acuerdo de indemnización por valor de 180 millones de dólares entre siete compañías químicas y los abogados de los veteranos, la justicia ordenó a Monsanto pagar el 45,5 por ciento del total. Por supuesto, a los tribunales de Estados Unidos ni se los ocurrió que a una mayor indemnización tenían derecho la sociedad y el Estado de Vietnam.

El Roundup es el herbicida más vendido del mundo. Actualmente, los herbicidas de glifosato, tales como el Roundup, representan al menos una sexta parte de las ventas anuales totales de Monsanto, y la mitad de los ingresos por operaciones de la compañía, o quizá algo más, desde que la misma delegó sus actividades en torno a productos químicos industriales y tejidos sintéticos en una empresa aparte, llamada Solutia (en septiembre de 1997). Monsanto promociona agresivamente el Roundup como un herbicida seguro y de uso general en cualquier lugar, desde céspedes y huertas hasta grandes bosques.

En 1997, Monsanto respondió a cinco años de quejas del fiscal general del estado de Nueva York relativas a que sus anuncios del Roundup eran engañosos, cambiando sus anuncios en el sentido de borrar las referencias a la "biodegradabilidad" y al carácter "ambientalmente positivo" del herbicida. La serie de grandes multas y decisiones judiciales contra Monsanto en Estados Unidos incluyen responsabilidades en casos de muerte por leucemia, multas de 40 millones de dólares por el vertido de productos peligrosos al medio ambiente, y muchos otros episodios. En 1995, Monsanto era la quinta empresa de Estados Unidos en el inventario de vertidos tóxicos de la EPA, con millones de kilogramos de productos químicos tóxicos descargados sobre la tierra, en el aire, en el agua y en el subsuelo.

Los productos farmacéuticos de Monsanto tienen también un historial inquietante. El producto estrella de la compañía farmacéutica Searle, subsidiaria de Monsanto, es el edulcorante artificial "aspartame", vendido bajo los nombres comerciales de Nutrasweet y Equal. En 1981, cuatro años antes de que Monsanto comprase Searle, un comité consultivo de la FDA (Food and Drug Administration) compuesto por científicos independientes, confirmó informes que afirmaban que el aspartame podría inducir tumores cerebrales.

La FDA retiró a Searle la licencia de venta del aspartame, pero esta decisión fue anulada por un nuevo comisionado nombrado por el entonces presidente Ronald Reagan. En ese momento el actual secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, era el presidente de la compañía.

Un estudio de 1996 publicado en la revista científica Journal of Neuropathology and Experimental Neurology ha suscitado de nuevo la preocupación, relacionando el aspartame con un incremento súbito de cánceres cerebrales a poco de introducirse la substancia. La Unidad de Investigación sobre Política Científica de la Universidad de Sussex, Inglaterra, cita una serie de informes de los años 80, que relacionan el aspartame con un conjunto amplio de reacciones adversas en consumidores sensibles, incluyendo dolores de cabeza, visión borrosa, entumecimiento, pérdida de audición, espasmos musculares y ataques inducidos de tipo epiléptico, entre otras muchas dolencias.

La agresiva promoción que Monsanto realiza de sus productos biotecnológicos, desde la hormona recombinante del crecimiento bovino (rBGH) a la soja "Roundup Ready" y a sus variedades de algodón resistentes a los insectos, resulta a ojos de cualquier observador como una continuación de sus largas décadas de prácticas éticamente discutibles.

Originalmente, Monsanto fue una de las cuatro empresas que querían introducir en el mercado una hormona sintética del crecimiento bovino, producida por la bacteria E. coli, manipulada genéticamente para producir la proteína bovina. El esfuerzo de Monsanto, que duró 14 años, para lograr la aprobación de la FDA a la comercialización de la BGH recombinante, estuvo lleno de controversias, llegándose a denunciar un esfuerzo coordinado para suprimir información sobre los efectos perjudiciales de la hormona.

La hormona de Monsanto se aprobó por la FDA para su venta comercial a principios de 1994. El año siguiente, la Unión de Agricultores de Wisconsin, hizo público un estudio de las experiencias de los granjeros con la droga. Sus hallazgos excedieron los 21 problemas potenciales de salud que Monsanto fue obligada a incluir en la etiqueta de advertencia de su marca Posilac (nombre comercial de la rBGH). Se obtuvieron muchos informes de muertes espontáneas entre vacas tratadas con rBGH, alta incidencia de infecciones de ubres, graves dificultades metabólicas y problemas en los partos y, en algunos casos, imposibilidad de apartar a las vacas tratadas de la substancia, a la que se habían habituado.

Muchos ganaderos experimentados que usaron la rBGH tuvieron que reemplazar de repente una buena parte de sus rebaños. En lugar de responder a las causas de las quejas de los ganaderos sobre la rBGH, Monsanto emprendió la ofensiva, amenazando con demandas judiciales contra las pequeñas empresas lecheras que anunciaban sus productos como libres de la hormona artificial, y participando en una acción legal interpuesta por varias asociaciones industriales de comercio contra la primera (y única) ley de etiquetado obligatorio para la rBGH en Estados Unidos. Todo ello mientras aumentaban las pruebas de los efectos perjudiciales de la rBGH en la salud de las vacas y de las personas.

Los esfuerzos para impedir el etiquetado de las exportaciones estadounidenses de soja y maíz manipulados genéticamente, parecen indicar que Monsanto sigue aplicando las tácticas ingeniadas por la compañía para sofocar las quejas contra la hormona de la leche. Si bien Monsanto argumenta que su soja "Roundup Ready" acabará por reducir el consumo de herbicidas, el uso generalizado de variedades de cultivos tolerantes a los herbicidas significa un aumento de la dependencia de los agricultores respecto del herbicida. Las malas hierbas que aparecen después de que el herbicida original se haya dispersado o degradado, se tratan a menudo con más aplicaciones de herbicida.

Por otra parte, Monsanto ha aumentado su producción de Roundup en los últimos años. Habiendo expirado la patente de Roundup en Estados Unidos en el año 2000, y con una competencia de productos genéricos de glifosato surgiendo en todo el mundo, el "paquete" de herbicida Roundup y semillas "Roundup Ready" se ha convertido en la piedra angular de la estrategia de Monsanto para seguir aumentando sus ventas de herbicida.

Los posibles efectos ambientales y sanitarios de los cultivos tolerantes al Roundup no han sido investigados completamente; por ejemplo, los efectos alergénicos, el caracter invasivo o de mala hierba de estos cultivos y la posibilidad de que la resistencia al herbicida se transfiera vía polen a otras semillas de soja o a otras plantas emparentadas.

Mientras que los problemas con la soja resistente a herbicidas son despreciados como algo muy genérico y especulativo, la experiencia de los algodoneros con las semillas manipuladas genéticamente por Monsanto constituye una historia muy diferente.

Desde 1996 Monsanto ha sacado dos variedades de algodón manipulado genéticamente; una es una variedad resistente al Roundup, y la otra, llamada "BT", segrega una toxina bacteriana para controlar los daños producidos por plagas del algodón. La toxina, derivada del Bacillus thuringiensis (B.t.), se ha utilizado por los agricultores ecológicos desde los primeros años 70 en forma de un aerosol natural bacteriano. Pero a diferencia de las bacterias B.t., que viven relativamente poco, y segregan su toxina en una forma que sólo se activa en los sistemas digestivos de ciertos gusanos y orugas, los cultivos "BT" modificados genéticamente segregan una forma activa de la toxina a lo largo del ciclo vital de la planta.

Gran parte del maíz genéticamente manipulado del mercado es una variedad con capacidad de segregar esta toxina bacteriana, ideada para repeler al gusano de la raíz del maíz y a otras plagas comunes.

El primer problema de estos cultivos que segregan plaguicidas es que la presencia de la toxina en todo el ciclo vital de la planta favorece la aparición de cepas resistentes al B.t. entre los insectos. La EPA ha determinado que una resistencia extendida al B.t. puede convertir en inefectivas las aplicaciones naturales de la bacteria B.t. en apenas tres o cinco años, y pide a los agricultores que planten hasta un 40 por ciento de sus cultivos con algodón no manipulado genéticamente, para que sirva de "refugio" a los insectos y evitar la aparición de resistencias al B.t. En segundo lugar, la toxina segregada por estas plantas puede dañar a insectos beneficiosos, además de aquellas otras especies que los agricultores quieren eliminar.

Pero los efectos nocivos del algodón "BT" han resultado ser mucho más rápidos de lo esperado, tanto que Monsanto y sus socios han retirado del mercado más de 2 millones de kilos de semillas de algodón manipuladas genéticamente, y han acordado pagar a los cultivadores de Estados Unidos una indemnización de muchos millones de dólares. A pesar de estos problemas, Monsanto sigue fomentando el uso de la ingeniería genética en la agricultura al tomar el control de muchas de las mayores y más establecidas empresas de semillas en los Estados Unidos, controlando el 85 por ciento del mercado estadounidense de semillas de algodón.

La compañía sigue también en otros países esta agresiva política de adquisiciones de empresas y de venta de productos. En 1997, Monsanto compró "Sementes Agroceres S.A.", descrita como "la principal empresa de semillas de maíz de Brasil", con una cuota de mercado del 30 por ciento. Por otro lado, son conocidas las denuncias de importación ilegal de soja transgénica provenientes de la filial argentina de Monsanto.

Con esta larga e inquietante historia, se entiende porqué muchos ciudadanos informados de Europa y Estados Unidos se resisten a confiar en Monsanto el futuro de su comida y salud. No ocurre lo mismo en Latinoamérica.

Bajo la gestión de su presidente, Robert Shapiro, Monsanto ha apartado todos los obstáculos para transformar su imagen de un suministrador de productos químicos peligrosos en una institución ilustrada y con visión de futuro, que lucha para alimentar al mundo. Shapiro se describe a sí mismo como un visionario y un hombre renacentista, encargado de la misión de usar los recursos de la compañía para cambiar el mundo: "No es un problema de buenos y malos. No sirve para nada decir -si los malos se fueran, entonces el mundo iría bien-; es el sistema entero el que ha de cambiar; hay una gran oportunidad para reinventarlo, dice el ejecutivo de Monsanto.

El sistema "reinventado" de Shapiro es tal que no sólo continúan existiendo las grandes empresas, sino que además éstas ejercen cada vez un mayor control sobre nuestras vidas. Pero últimamente se nos dice que Monsanto se ha reformado, que se ha desprendido con éxito de sus divisiones de industria química y que se ha comprometido a reemplazar los productos químicos con "información", en forma de semillas manipuladas genéticamente y otros productos de la biotecnología. Esto no deja de ser una ironía viniendo de una compañía cuyo producto más rentable es un herbicida.

Monsanto demuestra claramente que ha aprendido a utilizar la charlatanería adecuada. Así, Roundup no es un herbicida, sino "una forma de minimizar las labores del suelo y reducir la erosión". Los cultivos de ingeniería genética no son simplemente fuentes de beneficio para Monsanto, "sino que surgen para resolver el problema inexorable del crecimiento de la población". Por último, se nos quiere hacer creer que la agresiva promoción de la biotecnología que lleva a cabo Monsanto no es fruto de la arrogancia empresarial, sino simplemente una "ley de la naturaleza".

Monsanto ha bautizado el aparente crecimiento exponencial de lo que llama "conocimiento biológico" con el nombre de "Ley de Monsanto" -nada menos-. Como con cualquier otra presunta ley de la Naturaleza, poco se puede hacer fuera de observar cómo se cumplen sus predicciones, y en este caso, la predicción es ni más ni menos que el crecimiento exponencial continuo del poder mundial de Monsanto.

Pero el crecimiento de cualquier tecnología no es simplemente una "ley de la naturaleza". Las tecnologías no son fuerzas sociales en sí mismas, ni simples herramientas neutrales que se pueden utilizar para alcanzar cualquier fin social, sino el producto de unas instituciones sociales y de unos intereses económicos particulares.

Por ejemplo, la llamada "Revolución Verde" de la agricultura de los años 60 y 70 aumentó temporalmente los rendimientos de los cultivos, e hizo también a agricultores de todas las partes del mundo cada más dependientes de costosos insumos químicos. Esto provocó desplazamientos generalizados de campesinos fuera de sus tierras, y en muchos países ha ido en detrimento del suelo, las aguas subterráneas y las tierras comunales, que han sustentado a la gente durante miles de años. Estos desequilibrios a gran escala han alimentado la suburbanización y la pérdida de poder social de las comunidades, lo que ha conducido a su vez a otro ciclo de empobrecimiento y hambre.

La "Segunda Revolución Verde", prometida por Monsanto y otras compañías biotecnológicas, amenaza con una destrucción aún mayor de las relaciones sociales y de la posesión tradicional de la tierra.

Al rechazar a Monsanto y su biotecnología, no estamos necesariamente rechazando la tecnología "per se", sino que queremos reemplazar una tecnología de manipulación, control y beneficios, que niega la vida, por otra verdaderamente ecológica, diseñada para respetar el funcionamiento de la Naturaleza, mejorar la salud personal y comunitaria, sustentar a las comunidades que viven de la tierra y operar a una escala genuinamente humana. Si creemos en la soberanía, es necesario que podamos elegir qué tecnologías son las mejores para nuestras comunidades, en lugar de que decidan por nosotros entidades a las que es muy difícil pedir responsabilidades, como Monsanto.

En vez de tecnologías ideadas para el enriquecimiento continuo de unos pocos, podemos basar nuestra tecnología en la esperanza de una mayor armonía entre nuestras comunidades humanas y el mundo material. Nuestra salud, nuestros alimentos y el futuro de la vida en la Tierra están realmente en juego.

http://www.aldearural.com/subcategorias/documentacion/monsanto.htm

El mundo según Monsanto. En español y completo.