Hubo
 un tiempo, hace relativamente poco, en el que los gobiernos y los 
grupos de elites que los controlan no consideraban necesario alistarse 
en guerras de desinformación. La
 propaganda era relativamente inequívoca. Las mentiras eran mucho más 
simples. El control del flujo de la información se dirigía fácilmente. 
Las reglas se imponían mediante la amenaza de confiscar la propiedad y 
la ejecución de cualquiera que se apartara de la rígida estructura 
sociopolítica. Los que tenían información teológica, metafísica o 
científica fuera de la visión colectiva, convencional y programada del 
mundo eran torturados o asesinados. Las elites se guardaban la 
información para sí mismas y eliminaban los restos del reconocimiento 
dominante, a veces durante siglos antes de que se volvieran a descubrir.
Con
 la llegada del antifeudalismo y, lo que es más importante, el éxito de 
la Revolución Estadounidense, los elitistas ya no pudieron dominar la 
información con el filo de la espada o el cañón de un fusil. El 
establecimiento de repúblicas, con su filosofía de gobierno abierto y de
 gobierno por el pueblo, obligó a las minorías aristocráticas a urdir 
maneras más sutiles de obstruir la verdad y mantener así su control 
sobre el mundo sin exponerse a la retribución de las masas. Así nació el
 complejo arte de la desinformación.
Se
 refinó y perfeccionó la técnica, la “magia” de la mentira. La mecánica 
de la mente y el alma humana se convirtió en una interminable obsesión 
para la clase dirigente.
El
 objetivo era maligno, pero socialmente radical; en lugar de gastar la 
imposible energía necesitada para dictar la forma misma y la existencia 
de la verdad, permitirían que se fuera al garete, oscurecida en una 
niebla de datos manipulados. Envolverían la verdad en un nudo gordiano 
de desorientación y maquinación tan estudiada que se sentirían seguros 
de que la mayoría de la gente se iba a rendir, renunciando mucho antes 
de llegar a terminar de aclarar el engaño. El objetivo no era destruir 
la verdad, sino ocultarla a plena vista.
En
 nuestros tiempos y con métodos cuidadosamente preparados este objetivo 
generalmente se ha  cumplido. Sin embargo, estos métodos tienen 
debilidades inherentes. Las mentiras son frágiles. Requieren constante 
atención para mantenerlas vivas. La presentación de una sola verdad 
puede desgarrar todo un océano de mentiras, evaporándolo 
instantáneamente.
En
 este artículo, examinaremos los métodos utilizados para fertilizar y 
promover el crecimiento de la desinformación, así como cómo identificar 
las raíces de la desinformación y cortarlas efectivamente, aniquilando 
todo el sistema de falacias de una vez por todas.
Métodos de desinformación en los medios
Los
 medios dominantes, otrora encargados de la tarea de investigar la 
corrupción gubernamental y de mantener bajo control a los elitistas, se 
han convertido en nada más que una firma de relaciones públicas para 
funcionarios corruptos y sus manipuladores globalistas. Los días del 
legítimo “periodista de investigación” han pasado hace tiempo (si 
existieron algún día) y el propio periodismo se ha convertido en un 
rancio charco de así llamados “editorialistas televisivos” que tratan 
sus propias infundadas opiniones como si fueran hechos confirmados.
La
 apropiación elitista de noticias ha estado ocurriendo en una u otra 
forma desde la invención de la máquina impresora. Sin embargo, los 
primeros métodos de desinformación en los medios  fructificaron 
verdaderamente bajo la supervisión del magnate de la prensa William 
Randolph Hearst, el cual creía que la verdad era “subjetiva” y estaba 
sujeta a su interpretación personal.
Algunas de las principales tácticas utilizadas por los medios dominantes para engañar a las masas son los siguientes:
Grandes
 mentiras, retractaciones insignificantes: las fuentes mediáticas 
dominantes (en especial los periódicos) son tristemente célebres por la 
publicación de noticias deshonestas y no fundamentadas en su primera 
plana, y por retractarse tranquilamente en la última página cuando son 
atrapados. En ese caso, la intención es introducir la mentira en la 
consciencia colectiva. Una vez que la mentira termina por salir a la 
luz, ya es demasiado tarde y una gran porción de la población no se dará
 cuenta o no se interesará cuando se conozca la verdad.
Fuentes
 no confirmadas o bajo control presentadas como hechos: las noticias por
 cable citan a menudo información de fuentes “anónimas”, fuentes 
gubernamentales que tienen interés propio o un plan obvio, o fuentes de 
“expertos”, sin suministrar el punto de vista de un “experto” 
alternativo. La información suministrada por estas fuentes no suele 
estar respaldada por otra cosa que la fe ciega.
Omisión
 calculada: conocida también como “selección a gusto” de datos. Una 
simple información o ítem raíz de la verdad puede descarrillar toda una 
noticia de desinformación y, por lo tanto, en lugar de mencionarla 
simplemente pretenden que no existe. Cuando se omite el hecho la mentira
 puede aparecer como si fuera enteramente racional. Esta táctica también
 se utiliza ampliamente cuando agentes de desinformación y periodistas 
corruptos participan en debates abiertos.
Distracción
 y elaboración de relevancia: a veces la verdad llega a la consciencia 
pública a pesar de todos los intentos de los medios por enterrarla. 
Cuando esto ocurre su único recurso es intentar cambiar la atención del 
público y distraerlo as de la verdad que estaba a punto de llegar a 
comprender. Los medios lo logran mediante la “sobre-información” 
respecto a un tema que no tiene nada que ver con los problemas más 
importantes de la actualidad. Irónicamente, los medios pueden tomar una 
historia sin importancia e informar sobre ella ad nauseam, ¡llevar a que
 muchos ciudadanos asuman que porque los medios no se callan, tiene que 
ser importante!
Tácticas
 deshonestas de debate: a veces, personas que realmente se preocupan por
 la búsqueda media de honradez e información legítima basada en hechos 
se abren paso y aparecen en la televisión. Sin embargo, pocas veces se 
les permite compartir sus puntos de vista o conocimientos sin que tengan
 que imponerse contra un muro de engaños y propaganda cuidadosamente 
articulada. Como los medios saben que perderán credibilidad si no 
permiten de vez en cuando que se pronuncien invitados con puntos de 
vista opuestos, preparan y coreografían debates especializados en la 
televisión en ambientes altamente restrictivos que ponen al invitado a 
la defensiva y hacen que le resulte difícil comunicar claramente sus 
ideas o hechos.
Los
 eruditos de la televisión suelen estar entrenados en lo que se llama 
comúnmente “Tácticas Alinsky”. Saul Alinsky fue un relativista moral y 
un campeón de la mentira como instrumento por el “bien común”; 
esencialmente, un Maquiavelo de nuestros días. Sus “Reglas para 
radicales” debían servir supuestamente para activistas de base que se 
oponían al establishment y subrayaban el uso de cualquier medio 
necesario para derrotar a la oposición política. ¿Pero es verdaderamente
 posible derrotar a un establishment construido sobre mentiras, 
utilizando mentiras aún más perfeccionadas o sacrificando la propia 
ética? En realidad, sus estrategias constituyen el formato perfecto para
 instituciones y gobiernos corruptos a fin de desviar el disenso de las 
masas. Actualmente, las reglas de Alinsky las utiliza más el 
establishment que los que se le oponen.
La estrategia de Alinsky: ganar a cualquier precio, aunque haya que mentir
Gobiernos
 y especialistas de la desinformación en todo el mundo han adoptado las 
tácticas de Alinsky, pero son más visibles en los debates en la 
televisión. Aunque Alinsky sermoneó sobre la necesidad de la 
confrontación en la sociedad, sus tácticas de debate están realmente 
pensadas para esquivar una confrontación real y honesta de ideas 
opuestas mediante trucos escurridizos y desviaciones. Las tácticas de 
Alinsky, y su usanza moderna, se pueden resumir  como sigue:
1) El poder no es solo el que posees, sino el que los adversarios creen que posees.
Vemos
 esta táctica en muchas formas. Por ejemplo, presentar el propio 
movimiento como dominante y al oponente como marginal. Convencer al 
oponente de que su lucha es fútil. El lado opuesto puede actuar de modo 
diferente o incluso dudar sobre si actuar, sobre la base de su 
percepción de tu poder. ¿Cuán a menudo hemos oído lo siguiente: “El 
gobierno tiene drones depredadores? Ya no hay nada que hacer…”. Es una 
proyección de invencibilidad exagerada hecha para provocar la apatía de 
las masas.
2) Cuando sea posible, aléjate de la experiencia de tus adversarios.
No
 te involucres en un debate sobre un tema que no dominas tan bien o 
mejor que el lado opuesto. Si es posible, llévalo a una situación 
semejante. Ándate por la tangente. Busca modos de aumentar la 
inseguridad, la ansiedad y la incertidumbre en el lado opuesto. Esto se 
suele utilizar contra entrevistados involuntarios cuyas posiciones se 
ajustan para ser sesgadas en los programas de noticias de cable. Se 
pilla al entrevistado por sorpresa mediante argumentos aparentemente 
irrelevantes que se ve obligado a encarar. En la televisión y la radio, 
esto también sirve para perder tiempo de transmisión a fin de impedir 
que el objetivo exprese su propia posición.
3) Obliga a tus adversarios a ajustarse a sus propias reglas.
El
 objetivo es atacar la credibilidad y reputación del oponente mediante 
acusaciones de hipocresía. Si el táctico logra atrapar al oponente 
auqneu sea en el menor error, crea una oportunidad para más ataques y 
distrae de la cuestión moral más amplia.
4) El ridículo es el arma más poderosa del hombre.
“Ron
 Paul es un chalado”, “Los partidarios del oro están locos”, “Los 
constitucionalistas son extremistas marginales”. Es casi imposible 
rebatir el ridículo sin fundamento porque tiene la intención de ser 
irracional. Enfurece a la oposición, que entonces reacciona en tu propio
 beneficio. También funciona como un punto de presión para obligar al 
enemigo a hacer concesiones.
5) Una táctica no es buena si la gente no obtiene placer al aplicarla.
La
 popularización del término “Teabaggers” [denominación burlesca para 
partidarios del grupo político Tea Party en EE.UU., N.d.T.] es un 
ejemplo clásico; se impuso porque la gente parece creer que es ingenioso
 y les gusta decirlo. El mantener puntos de conversación simples y 
divertidos ayuda a que tu lado se mantenga motivado y a que vuestras 
tácticas se propaguen autónomamente, sin instrucción o aliento.
6) Una táctica que se practica demasiado tiempo se agota.
Ved
 la regla Nº 5. No os convirtáis en noticias viejas. Si mantenéis 
frescas vuestras tácticas, es más fácil mantener activa a vuestra 
agente. No todos los agentes de la desinformación son pagados. Los 
“idiotas útiles” tienen que ser motivados por otros medios. La 
desinformación dominante cambia a menudo de velocidad de un método al 
siguiente y de vuelta.
7) Mantened la presión con diferentes tácticas y acciones, y utilizad todos los eventos del período para vuestros propósitos.
Tratad
 continuamente de usar algo nuevo para desequilibrar al lado opuesto. 
Cuando éste domine un tema, atacadlo desde el flanco con algo nuevo. 
Nunca hay que dar al objetivo la posibilidad de descansar, reagruparse, 
recuperarse o cambiar de estrategia. Hay que aprovechar los 
acontecimientos actuales y sesgar sus implicaciones para apoyar vuestra 
posición. Nunca hay que desperdiciar una buena crisis.
8) La amenaza aterroriza más que la acción misma.
Esto
 corresponde a la Regla Nº 1. La percepción es realidad. Permitid que el
 lado opuesto gaste toda su energía a la espera de un escenario 
insuperable. Las calamitosas posibilidades pueden envenenar fácilmente 
la mente y llevar a la desmoralización.
9) La ley principal de táctica es el desarrollo de operaciones que mantengan la presión constante sobre el adversario.
El
 objetivo de esta presión es obligar al lado opuesto a reaccionar y 
cometer los errores que son necesarios para el éxito final de la 
campaña.
10) Si impones una negativa lo suficientemente dura y profundamente, se convertirá en lo contrario.
Como
 instrumentos del activismo de base, las tácticas de Alinsky se han 
utilizado históricamente (por ejemplo, por movimientos sindicales o 
especialistas en operaciones clandestinas) para obligar al lado opuesto a
 reaccionar con violencia contra activistas, lo que lleva a la simpatía 
popular por la causa de los activistas. Actualmente, movimientos de base
 y revoluciones falsas (o cooptadas) utilizan esta técnica en debates 
así como en acciones callejeras planificadas y rebeliones (considerad 
Siria cómo un ejemplo reciente).
11) El precio de un ataque exitoso es una alternativa constructiva.
No
 hay que permitir que el enemigo consiga ventajas porque uno se 
encuentra ante una solución para el problema. Hoy en día, esto se 
utiliza a menudo de modo ofensivo contra activistas legítimos, como los 
oponentes a la Reserva Federal. Quejaos de que vuestro oponente solo 
“señala los problemas”. Exigid que ofrezca no solo “una solución” sino 
LA solución. Obviamente nadie tiene “la solución”. Cuando no logre 
producir el milagro que solicitasteis, descartad todo el argumento y 
todos los hechos que ha presentado como injustificados.
12) Escoged el objetivo, congeladlo y polarizadlo.
Separad
 la red de apoyo y aislad el objetivo de la simpatía. Los partidarios 
del lado opuesto se desenmascararán ellos mismos. Atacad a individuos, 
no a organizaciones o instituciones. Se hiere más rápido a la gente que a
 las instituciones.
La
 próxima vez que veáis un debate en MSM, observad cuidadosamente a los 
expertos y probablemente veréis que muchas, si no todas, las estrategias
 mencionadas se utilizan frente a algunos individuos ingenuos que tratan
 de decir la verdad.
Métodos de desinformación en internet
Trolls
 en Internet, conocidos también como “afiches pagados” o “blogueros 
pagados” son creciente y abiertamente utilizados tanto por corporaciones
 privadas como por gobiernos, a menudo con propósitos de mercadeo o de 
“relaciones públicas” (Obama es tristemente conocido por esta práctica.)
 El “trolleo” en Internet es por cierto una industria en rápido 
crecimiento.
Los trolls usan una amplia variedad de estrategias, algunas de las cuales son exclusivas de internet. Éstas son solo unas pocas. 
1.
 Haced comentarios ofensivos para distraer o frustrar: una táctica de 
Alinsky utilizada para emocionar a la gente, aunque es menos efectiva 
debido a la naturaleza impersonal de la Web.
2.
 Preséntate como un partidario de la verdad, luego haz comentarios que 
desacrediten al movimiento: Hemos visto esto incluso en nuestros propios
 foros – trolls se presentan como partidarios del Movimiento por la 
Libertad, luego colocan largas diatribas incoherentes para aparentar ser
 racistas o dementes. La clave de esta táctica es hacer referencias a 
argumentos comunes del Movimiento por la Libertad mientras al mismo 
tiempo se barbotean insensateces, para hacer que argumentos de otra 
manera válidos parezcan ridículos por asociación. Es sabido que esos 
“Trolls-troyanos” colocan comentarios que incitan a la violencia – una 
técnica que obviamente tiene el propósito de justificar las 
aseveraciones de propagandistas de think-tanks, que pretenden que hay 
que temer a los constitucionalistas como si fueran potenciales 
terroristas del interior.
3.
 Dominio de discusiones: los Trolls se interponen frecuentemente en 
discusiones productivas en la web a fin de apartarlas de su objetivo y 
frustrar a los participantes.
4.
 Respuestas pre-escritas: muchos trolls reciben una lista o base de 
datos con puntos de conversación previamente planificados, preparados 
como respuestas generalizadas y engañosas a argumentos honestos. Cuando 
las colocan, sus palabras suenan extrañamente plásticas y bien 
ensayadas.
5.
 Asociación falsa: esto funciona mano a mano con el ítem Nº 2, invocando
 los estereotipos establecidos por el “Troll-troyano”. Por ejemplo, 
calificar a los que se oponen a la Reserva Federal” de “teóricos 
conspirativos" o “lunáticos”; asociando deliberadamente a los 
movimientos antiglobalistas con racistas y terroristas internos; 
mediante connotaciones inherentemente negativas; y utilizando 
asociaciones falsas para provocar prejuicios y disuadir a la gente de 
examinar objetivamente la evidencia.
6.
 Moderación falsa: pretendiendo ser la “voz de la razón” en una 
discusión con partes obvias y definidas en un intento de alejar a la 
gente de lo que es evidentemente verídico hacia una “área gris”, en la 
cual la verdad se hace “relativa”.
7.
 Argumentos de testaferro: una técnica muy común. Aunque no lo haga, el 
troll acusará al lado opuesto de suscribir un cierto punto de vista y 
después ataca ese punto de vista. O el troll pone palabras en la boca 
del lado contrario y luego rechaza esas palabras específicas.
A
 veces estas estrategias son utilizadas por gente común y corriente con 
serios problemas de personalidad. Sin embargo, si se ve a alguien que 
utiliza frecuentemente estas tácticas, o utiliza muchas de ellas al 
mismo tiempo, se puede estar ante un troll de internet pagado.
Detener la desinformación
La
 mejor manera de desarmar a los agentes de la desinformación es conocer 
integralmente sus métodos. Esto nos capacita para señalar exactamente lo
 que están haciendo en el instante en que tratan de hacerlo. La denuncia
 inmediata de una táctica de desinformación mientras se está utilizando 
es altamente destructiva para el usuario. Hace que parezcan estúpidos, 
deshonestos y débiles incluso por intentarlo. Los trolls de Internet en 
especial no saben cómo enfrentar el hecho de que sus métodos sean 
desenmascarados directamente frente a sus ojos y generalmente abandonan 
el debate cuando ocurre.
La
 verdad es preciosa. Es una lástima que haya tantas personas en nuestra 
sociedad que perdido el respeto por ella; personas que han vendido su 
conciencia y su alma por recompensas financieras temporales mientras 
sacrifican la estabilidad y el equilibrio del resto del país al hacerlo.
La
 psique humana vive del aire de la verdad. Sin ella, la humanidad no 
puede sobrevivir. Sin ella, la especie colapsará a falta de sustento 
intelectual y emocional.
La
 desinformación no solo amenaza nuestra visión del funcionamiento de 
nuestro mundo, nos hace vulnerables al miedo, al malentendido y la duda,
 cosas todas ellas que llevan a su destrucción. Puede llevar a buenas 
personas a cometer terribles atrocidades contra otros o incluso contra 
sí mismas. Sin un esfuerzo concertado y organizado por neutralizar las 
mentiras producidas en masa, el futuro ciertamente será frío y sombrío.
Este artículo se publicó originalmente en Alt-Market - Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens  -  Imagenes: quiendebeaquien.org - elproyectomatriz.wordpress.com