Bayer: Una de las piezas del sombrío (y 'petroligárquico') legado de I.G. Farben; proveedor de químicos para los ataques de gas venenoso de la Primera Guerra Mundial; vendedor consciente de vacunas contaminadas con VIH; asesino en masa de abejas; vendedor de cultivos transgénicos contaminados.
Y Monsanto: Volcador de productos químicos tóxicos; vendedor orgulloso de carcinógenos; demandante de granjeros; causa de suicidios de granjeros; supresor de la disidencia científica.
¿Se siente usted seguro sabiendo que un cuarto del suministro de alimentos del mundo pronto estará en sus manos combinadas?
It is hardly surprising that the first thing Bayer did after completing
their takeover of Monsanto earlier this month was to announce that they
were dropping the Monsanto name, merging the two companies' agrichemical
divisions under the Bayer Crop Science name. After all, as everyone
knows, Monsanto is one of the most hated corporations in the world. But
Bayer itself has an equally atrocious history of death and destruction.
Together they are a match made in hell.
Con la compra de Monsanto por parte de la compañía alemana Bayer se
forja un monopolio que amenaza con controlar el mercado mundial de la
alimentación.
Werner Baumann, presidente de la junta directiva de
Bayer, se convertiría en jefe del líder mundial agroquímico. ¿Qué
significa esto para los consumidores, los agricultores o para la
alimentación mundial? Bayer y Monsanto: una empresa alemana de
reputación sólida se fusiona con el fabricante estadounidense de
transgénicos Monsanto, productor de semillas manipuladas genéticamente y
del polémico herbicida glifosato. Para muchos agricultores, el
glifosato es una herramienta eficaz; los críticos, sin embargo, lo
consideran una sustancia cancerígena. A pesar de todas las dudas,
Bruselas renovó por cinco años la comercialización del herbicida en la
Unión Europea. Las empresas continúan apostando por la utilización de
productos químicos en la agricultura, si bien con una tecnología más
moderna y eficaz que nunca: "Digital Farming", Agricultura Digital, es
la palabra mágica. La agricultura digital proporciona al agricultor
datos importantes para la siembra y cultivo directamente en su
smartphone o en la tablet del tractor. También datos sobre la aplicación
de químicos. Pero en el camino hacia la fusión de los dos gigantes
acechan también riesgos. ¿Por qué el jefe de Bayer, Werner Baumann,
asume que la imagen negativa de Monsanto pueda perjudicar a la
tradicional marca Bayer? ¿Qué significa esto para los consumidores, los
agricultores e incluso para la alimentación mundial? Los cineastas
Ingolf Gritschneder y Michael Heussen hablaron con defensores y críticos
de la megafusión y rodaron en los laboratorios de investigación de
Monsanto en los Estados Unidos. En América del Sur y la India se
reunieron con científicos y agricultores que ya tienen experiencia con
los monocultivos, las semillas de Monsanto y los pesticidas.
El largo y complejo camino que han recorrido los alimentos transgénicos hasta que se han incorporado con normalidad a nuestra alimentación.
Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado mediante ingeniería genética
Esta a la vista que a lo largo del tiempo y con el avance de la
tecnología y la “civilizacion” hemos ido perdiendo la memoria de nuestra
milenaria relación con la Naturaleza.
Cuesta creer que buena parte de los alimentos de nuestra mesa
cotidiana sean creados en un laboratorio y fumigados con químicos
altamente tóxicos.
En las últimas décadas, Estados Unidos ha pasado de una
pseudo-democracia corporatizada, a una oligarquía completamente
emplumada donde los oligarcas propietarios de las más poderosas empresas
transnacionales se han fusionado con prácticamente todos los gobiernos
nacionales, independientemente de la ideología y la cultura.
Más que nunca en estos días, el dinero compra poder. Ni el presidente de
Estados Unidos, ni el Congreso de Estados Unidos, ni la Corte Suprema de
Estados Unidos representan ya los intereses del pueblo estadounidense,
sino que, como jugadores seleccionados a mano, operan dentro de una
oligarquía corrupta, todos ellos mirando hacia los agentes del poder que
les han convertido en sus títeres políticos a cargo de hacer su malvada
oferta.
A través del proceso de globalización y privatización, un proceso paralelo a Estados Unidos se ha venido desarrollando con casi todas las naciones y gobiernos nacionales en todos los continentes en
la tierra.
Implementando el poder de Estados Unidos-UE-OTAN, los
oligarcas se han salido con la suya con todos los gobiernos. Por lo
tanto la gente de este planeta tiene poca o ninguna voz ni poder sobre
sus vidas, puesto que un sistema económico mundial en bancarrota, de
servidumbre y esclavitud mantiene a las personas ahogándose en deuda
insuperable.
La incrementada desigualdad y la disparidad entre
ricos y pobres también se está acelerando a niveles sin precedentes a
nivel mundial.
La elite del 1% de los oligarcas y sus administradores-intermediarios se siguen haciendo extremadamente más ricos a expensas del resto en el planeta. Guerra, pobreza y enfermedad
se están convirtiendo en la nueva normalidad mucho más allá de las naciones del Tercer Mundo.
Sin un sector industrial dejado en los
Estados Unidos y una clase media diezmada de la financiación de un
imperio americano sobrecargado librando demasiadas guerras en todo el
mundo, Estados Unidos es una nación deudora dependiente como una
sociedad de consumo en productos baratos externalizados, en su mayoría procedentes de China.
La política estadounidense de guerra permanente con su convenientemente fabricada “guerra contra el terror” ha drenado la clase media durante una severa recesión aún tambaleante y
sin recuperación, principalmente causada por banqueros codiciosos y
criminales de Wall Street que le sacaron aún más a los ya demacrados
contribuyentes con enormes rescates “demasiado grandes para quebrar”.
Mientras tanto, los préstamos bancarios del FMI y los préstamos del banco
mundial han oportunamente depredado a naciones tercermundistas a deudas
que no tienen posibilidades de pagar, lo que les deja indefensos viendo a
sus patrias siendo saqueadas por los depredadores transnacionales
privatizadores empeñados en extraer y robar hasta la última gota de los
recursos naturales subterráneos disponibles en el planeta.
Este calculado siniestro proceso de globalización, privatización y la
creciente militarización trayendo más guerras al planeta es parte de la
agenda oligarca planificada de antemano para exprimir literalmente la
vida de la población mundial de siete mil millones de personas,
eugenésicamente adelgazando la manada humana a cualquier lugar a alguna
magra parte de medio a mil millones de personas.
Esto significa que hasta 13 de 14 de nosotros que vivimos actualmente en el planeta
tierra en este momento estamos programados para ser asesinados en masa
en los próximos años.
Esta es la forma en que será cumplido el plan
oligárquico para un Nuevo Orden Mundial, con microchips implantados en
los menos de mil millones de personas que quedaron en la tierra como el
número calculado de seres humanos que todavía se necesitan para servir
como clase servil lacayo de los oligarcas.
Esta es actualmente su agenda diabólica, en metódica ejecución de hacer la vida en el
planeta tierra a largo plazo más sostenible para ellos, y solamente para
ellos.
En un momento en el que el mundo necesita hacer una transición desde métodos destructivos de la energía y la agricultura química intensiva, hacia el cultivo local y orgánico de la alimentación y la agricultura, Monsanto está tirando del mundo en la dirección opuesta.
Monsanto comenzó como una compañía química en 1901.
En la década de 1930, fue responsable de algunos de los productos químicos más dañinos en nuestra historia - bifenilos policlorados, o de PCB y dioxinas. Los PCBs son cancerígenos y perjudiciales a múltiples órganos y sistemas.
Dioxina es el defoliante utilizado en Vietnam, conocido como agente naranja. Es uno de los más peligrosos químicos conocidos, un cancerígeno altamente tóxico. Entre 1962 y 1971, fueron asperjadas 19 millones de toneles del agente naranja en Vietnam. Una demanda colectiva presentada por los veteranos de Vietnam expuestos al agente naranja fue "arreglada" por $180 millones de dólares. Una planta de Monsanto que hizo dioxina en Times Beach, Missouri, envenenó tanto el área, que la ciudad ha sido borrada del mapa. Miles de personas tuvieron que ser reubicadas y ahora también es un sitio de Superfund.
De acuerdo con su método de operación, Monsanto ha negado responsabilidad por el daño que han causado estos productos químicos.
Su mayor venta química en todo el mundo es el herbicida glifosfato, vendido bajo el nombre de RoundUp. Monsanto lo comercializa como un herbicida seguro y ha hecho una fortuna de él. Ingenieros de Monsanto modifican genéticamente las semillas, con la marca "Roundup Ready", diseñadas para resistir al Roundup de modo que el herbicida sea absolutamente necesario para quienes comprar estas semillas. Semillas "Roundup Ready" ha sido la más exitosa línea de productos modificados genéticamente de Monsanto y han hecho a Roundup, el herbicida, el más utilizado en la historia del mundo.
Roundup es tóxico, conocido como causante de cáncer, enfermedad de Parkinson, defectos de nacimiento e infertilidad. Un Informe Europeo 2012 encontró que, " La Industria supo de sus propios estudios desde los años 80 que el glifosato causa malformaciones en animales de experimentación a dosis elevadas" y que la industria ha sabido "desde 1993 que estos efectos también ocurren en baja y media dosis." Esta información no se hizo pública, y Monsanto y la gente del gobierno europeo continuaron engañando a la gente, diciéndoles que el glifosato fue seguro -- como lo hizo el gobierno estadounidense.
Antes del uso de semillas resistentes al glifosato, los agricultores utilizan menores cantidades de Roundup por temor a matar a sus propias plantas (ya que el herbicida Mata todo lo verde). Pero, un informe 2012 que con semillas resistentes a, "el herbicida puede rociar en grandes cantidades, a menudo desde aviones, cerca de casas, escuelas y pueblos, dando como resultado incrementos masivos en cáncer y defectos de nacimiento."
Además, los agricultores están descubriendo "super malezas" Resistente al roundup, que no son eliminadas por el herbicida. Los agricultores que cultivan cultivos transgénicos utilizan cerca de 25 por ciento más de herbicidas que los agricultores que utilizan las semillas tradicionales.
Monsanto no sólo nunca asumió la responsabilidad por el impacto de sus productos químicos venenosos, pero hacen su mejor esfuerzo para evitar investigaciones que muestran efectos tóxicos. Por ejemplo, en 2011, Monsanto adquirió Beeologics, una empresa dedicada a restaurar la salud de la población de abejas, pues se especulaba entre científicos y los medios de comunicación que un uso excesivo de pesticidas era responsable de la disminución de las poblaciones de abejas.
Monsanto es una grave amenaza para el cambio climático debido a su modelo de agricultura intensiva en energía y la promoción del etanol como fuente de combustible.
Los alimentos transgénicos son diferentes de los alimentos tradicionales, ni más nutritivos ni más seguros para comer. Un limitado número de estudios realizados hasta el momento indican que los alimentos transgénicos pueden causar daño renal y hepático. Cultivos transgénicos no producen mayores rendimientos de los cultivos o facilitar la vida de los agricultores, ni son una clave para alimentar al mundo. El uso de semillas-OGM causa gran daño ambiental incrementando el uso de pesticidas, combustibles y agua.
Otras de las empresas más importantes que copian las prácticas de Monsanto: Syngenta, Bayer, Dow, BASF, Dupont.
M.E.R.O.: Walter Francia (bateria), Martín "Scualo" Rodríguez Monti
(guitarra), Cristian López (bajo), Marcelo Ortiz (guitarra), Mero
Gutiérrez (Voz).
Manager: Daniel Maidana - Contacto: meromanager@gmail.com
Registro grabado por Diego Luna y Pulcher Prod Musicales.
Paraguay es un
país históricamente campesino que durante los últimos años cayó en
manos de grandes corporaciones, principalmente la multinacional de
semillas y herbicidas Monsanto. Son miles los campesinos enfermos por el
uso de pesticidas y sus cosechas están cada vez más contaminadas.
Una agricultura basada durante décadas en el autoconsumo y en ofrecer
los mejores alimentos, ahora se centra en el monocultivo. Miles de
hectáreas de soja crecen en Paraguay y se convertirán posteriormente en
alimento para ganado de todo el mundo, mientras el país tiene cada vez
más problemas para abastecerse a su población de comida de calidad que
en su mayor parte se importa. Ante las dificultades en el campo
miles de paraguayos se ven en la necesidad de instalarse en suburbios de
las ciudades, verdaderos cinturones de pobreza, donde la única labor
que pueden realizar es el reciclaje de basura. El país comenzó a cambiar esta política hace pocos años con la llegada
de Fernando Lugo al poder, pero el golpe de Estado apoyado por grandes
empresarios del país ha conseguido que la situación en el campo
paraguayo sea peor que nunca.
telesur·
Que un ex científico de Monsanto deba encontrarse a sí mismo a cargo de un puesto especialmente creado en el mismo diario que publicó dos estudios de referencia que cuestionan la seguridad de los productos de esa compañía no debe sorprender a nadie que sea consciente de la puerta giratoria Monsanto. Esta puerta es responsable de literalmente docenas de funcionarios de Monsanto, cabilderos y consultores que se encuentren en posiciones de autoridad en los órganos de gobierno que supuestamente existen para regular a la compañía y sus acciones.
Las consecuencias en la salud pública del boom de la soja argentino.
Por qué detrás de la aparente polarización política se esconden consensos verdaderos:
el consenso de Monsanto
El trabajo documental recoge testimonios de investigadores de la UNC,
médicos, abogados y habitantes de la ciudad de Marcos Juárez y
alrededores (Provincia de Córdoba, Argentina) en torno a la
contaminación ambiental causada por la aplicación de agroquímicos en la
producción de la soja y en relación a un modelo de producción agrícola y
de manejo no sustentable de los recursos naturales.
También, el documental refleja la experiencia vinculada a la
contaminación de Barrio Ituzaingó de la ciudad de Córdoba, las acciones
legales de sus pobladores y el movimiento social que reclama por su
derecho a la salud y a la soberanía alimenticia.
La realización integral de “NONSANTO” es de Lucas Schiaroli, Pablo
Spollansky y Manlio Zoppi y la coordinación general correspondió a
Cecilia Estrabou. El documental está realizado en el marco de del
proyecto “Producción y difusión de material para Talleres de Educación
ambiental: problemáticas relacionadas con el paquete transgénico del
cultivo de la soja, con especial consideración al impacto sobre el
agua”, coordinado por la Dra. Cecilia Estrabou.
La soja transgénica es oro para la multinacional propietaria de la
semilla, para los grandes productores y las empresas multinacionales que
la exportan desde América Latina. Sin embargo, es un negocio muy
discutido por muchos sectores que consideran que provoca muchos daños y
deja pocos beneficios en los lugares donde se cultiva. Un equipo de 'En
Portada' viajó hasta Argentina y Paraguay, dos países que junto con
Brasil están entre los grandes productores y exportadores de soja
transgénica del mundo.
Fuente: Este Documental fue Extraido de La Serie En Portada de Television Española
Resumen: En 1983, la población de EEUU comenzó a
ingerir cantidades significativas edulcorante artificial Aspartamo. En
1984, la tasa de cáncer cerebral había aumentado un 10%, la tasa de
diabéticos había crecido un 30% y se experimentó un incremento de la
incidencia de linfoma cerebral. Resulto ser un veneno que afecta a las
proteínas. Duración: 1:29:54
El aspartamo es un edulcorante no calórico descubierto "accidentalmente" en 1965 el laboratorio Searle, mientras experimentaba con una nueva droga para aliviar la úlcera péptica, dio casualmente con otro descubrimiento: a uno de sus investigadores se le ocurrió tocar la muestra con un dedo y llevarse éste a la boca, comprobando que su sabor era extremadamente dulce, así nació el Aspartamo, el cual de inmediato fue puesto a consideración como la nueva maravilla en edulcorantes y a ser solicitada su aprobación por parte de la FDA (Food and Drugs Agency), durante los primeros años Searle no lograba obtener la aprobación de la FDA, debido a diversos estudios negativos que encontraban serias anomalías en el aspartamo.
El Aspartamo provoca tumores cerebrales, fué confirmado en 1981 por científicos independientes, pruebas realizadas a ratas mostraban que sus cerebros quedaban agujereados por el suministro, la FDA revocó la licencia para comercializar el producto, hasta que apareció Monsanto (compañía líder en hacer su negocio en desmedro de la salud humana) para hacerse cargo de la situación y en 1985 compró la firma Searle, aquella decisión de revocar la licencia para vender el Aspartamo fue suprimida, y el nuevo edulcorante Nutrasweet salió al mercado, el aspartamo es un polvo blanco, 2 veces más dulce que el azúcar, se comercializa bajo marcas como: Natreen, Canderel, Equal o Nutrasweet, además fue incorporada a las bebidas gaseosas tipo diet, a gomas de mascar, tabletas, alimentos secos y a productos de “libres de azúcar”.
Dulce Miseria - Un Mundo Envenenado (Aspartamo) from TODOESTARELACIONADO.wordpress.co on Vimeo.
Imagínese usted, que un temporal afecta sobre su jardín.
Y sin que usted
lo sepa y sin su consentimiento, caen semillas que están manipuladas
genéticamente, en su huerta.
Un par de dias después, vienen los
representantes de una empresa a su casa, reclamen su verdura y le hacen
una denuncia de 20.00,00 € por utilizar semillas manipuladas
genéticamente que están patentadas.
El documental aborda la realidad manipulada que rodea diferentes bienes, que su directora Carole Poliquin define como "comunes", en el sentido de que ciertos bienes no pueden pertenecer a entidades gubernamentales, políticas o a individuos, sino a la humanidad misma.
¿El río nos pertenece por el simple hecho de pasar por nuestro territorio?
A partir de éste y otros planteamientos, la realizadora denuncia la privatización y la comercialización de ciertos bienes y servicios. Exhibe al agua como parte de un bien común que pertenece, no sólo a la humanidad, sino a un frágil ecosistema:
Privatización del agua:
Las corporaciones entienden que el agua debe ser comercializada igual que el petróleo, que es lógico "extraerla" de donde más hay, y venderla a quien más paga. Pero se argumenta que el agua es necesaria para la vida, que no se puede tener acceso al agua solamente en función del nivel económico.
Propiedad sobre las semillas:
Grandes multinacionales desarrollan una serie de semillas y las venden junto con una licencia de uso, diciendo que quien no las quiera, que no las compre. Los agricultores argumentan que ya no hay en el mercado otras semillas, que además si nacen plantas en sus tierras con las modificaciones hechas por la multinacional, ya sea porque quedan en la tierra de otros años, que llegan con el viento o cualquier razón, pueden ser denunciados al "incumplir" la licencia impuesta.
Patentes genéticas:
Hay laboratorios que han conseguido patentar genes, y lo justifican alegando que tienen que recuperar la inversión realizada para "descubrir" ese gen. Cualquier posible solución que afecte a problemas relacionados con ese gen, sólo podrá ser llevada a cabo si se paga los royalties correspondientes. Ni siquiera se puede investigar sobre ese gen sin pagar.
Privatización de la salud:
Los gobiernos ceden e impulsan a los ciudadanos a contratar seguros particulares y a usar la "salud privada". Esto provoca que el dinero destinado a la salud no fluya dentro de la sociedad, sino que el dinero público se desvía hacia las grandes compañías de seguros y a manos privadas. La salud de las personas pasa a ser un "objeto" de negocio. Si no tienes dinero, no tendrás atención sanitaria.
Patentes de los medicamentos:
En este caso hablan del caso de Brasil, de cómo se ha reservado el Estado la posibilidad de "infringir" patentes sobre medicamentos en caso de necesidad pública, ya que muchos de esos medicamentos tienen un precio desorbitado y ellos tienen la capacidad de fabricarlos de forma genérica (como el caso de los retroantivirales). En Brasil se antepone el bienestar de sus ciudadanos al beneficio de las multinacionales, en este aspecto.
Acuerdos comerciales:
Por último se trata sobre la importancia de los acuerdos comerciales, en los que muchas veces las grandes corporaciones están por encima de la soberanía de los estados, y hasta se reservan la posibilidad de denunciar a los gobiernos si incumplen los acuerdos.
Parece increíble ver el poder e influencia que puede llegar a tener una empresa, que recordemos, normalmente detrás de ella no hay ningún responsable, es decir, que los desastres que pueda provocar una empresa los pagará la propia empresa y no las personas que hay detrás de ella, ya que si los "gestores" alegan que actuaban de buena fe, quedan exentos de toda culpa. ¿Y si la empresa no tiene dinero? Paga el Estado, lo pagamos todos.
Una reciente resolución de las autoridades científicas de Argentina invita a recordar la historia negra de esta transnacional norteamericana que atenta contra el medio ambiente y la vida.
Monsanto se presenta a sí misma como una empresa visionaria, una fuerza de la historia mundial que trabaja para aportar ciencia de vanguardia y una actitud ambientalmente responsable a la solución de los problemas más urgentes de la humanidad. Pero, ¿qué es en realidad Monsanto? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo llegó a ser el segundo productor mundial de agroquímicos y uno de los principales proveedores de semillas en el planeta?. ¿Es Monsanto la compañía "limpia y verde" que proclaman sus anuncios, o los mismos apenas representan una operación de imagen que oculta la naturaleza criminal de la compañía?
En una Resolución del 13 de diciembre de 2004, el Comité Nacional de Etica en la Ciencia y la Tecnología (CECTE), dependiente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Argentina, tomó conocimiento de la convocatoria al Premio "Animarse a Emprender", instituido por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas, Educativas y Técnicas (CONICET) y la empresa Monsanto, que otorgaba 30 mil dólares al mejor proyecto en el área de biotecnología y medio ambiente, y recogió las inquietudes formuladas sobre este premio por algunos investigadores.
En atención a esas consideraciones, el CECTE estimó que es "inconveniente" que una institución pública de la ciencia y la tecnología se asocie en el otorgamiento de premios a la investigación científica o tecnológica con organizaciones o empresas que "son objeto de cuestionamientos éticos por sus responsabilidades y acciones concretas en detrimento del bienestar general y el medioambiente".
Monsanto es la compañía que introdujo al mercado la primera generación de cultivos transgénicos, convirtiéndose en el líder mundial en la promoción de biotecnología en la agricultura. Actualmente, es el mayor vendedor mundial de semillas transgénicas en Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá. Sus cultivos representan más del 90 por ciento de todos los cultivos transgénicos del mundo. Los cultivos resistentes a su herbicida "glifosato", como la "soja RR" (Roundup Ready) y el "maíz RR", sólo promueven la agricultura industrial de insumo-dependencia. Una mirada a su historia nos dará algunas claves reveladoras, y puede ayudarnos a entender mejor las prácticas actuales de la compañía.
Un resumen de la detallada investigación realizada por Brian Tokar, autor de "Earth for Sale" (South End Press, 1997) y "The Green Alternative" (New Society Publishers, 1992), yprofesor de Ecología Social en el Goddard College, de Plainfield, Vermont, Estados Unidos, muestra una verdadera colección de atrocidades perpetradas por esta multinacional de gran ingerencia actual en Latinoamérica.
Con sede en San Louis, Missouri, Estados Unidos, Monsanto Chemical Company fue fundada en 1901 por John Francis Queeny, un químico autodidacta que llevó la tecnología de la fabricación de sacarina, el primer edulcorante artificial, de Alemania a Estados Unidos. En los años 20, Monsanto se convirtió en uno de los principales fabricantes de ácido sulfúrico y de otros productos básicos de la industria química, y desde la década del 40 hasta nuestros días, es una de las cuatro únicas compañías que han estado siempre entre las 10 primeras empresas químicas de Estados Unidos.
En los años 40, el negocio de Monsanto giraba en torno a los plásticos y las fibras sintéticas. En 1947, un carguero francés que transportaba nitrato de amonio (utilizado como fertilizante) explotó en un muelle a unos 90 metros de la fábrica de plásticos de Monsanto en las afueras de Galveston, en Texas. Más de 500 personas murieron en lo que llegó a ser considerado como uno de los más grandes desastres de la industria química. La planta producía estireno y plásticos de poliestireno, que aún se usan para envases de alimentos y otros productos de consumo masivo. En los años 80, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA), colocó al poliestireno en el quinto lugar de la clasificación de productos químicos cuya producción genera las mayores cantidades totales de residuos peligrosos.
En 1929, la Swann Chemical Company, adquirida poco después por Monsanto, desarrolló los bifenilos policlorados (PCBs por sus siglas en inglés), que fueron muy alabados por su estabilidad química y su ininflamabilidad. Su uso más frecuente se dio en la industria de equipos eléctricos, que escogió a los PCBs como refrigerantes incombustibles de una nueva generación de transformadores. En el transcurso de los años 60, los compuestos de la cada vez más numerosa familia de los PCBs de Monsanto fueron también usados como lubricantes, líquidos hidráulicos, aceites lubricantes de herramientas, revestimientos impermeables y selladores líquidos. Las pruebas de los efectos tóxicos de los PCBs se remontan a los años 30, cuando científicos suecos que estudiaban los efectos biológicos del DDT comenzaron a hallar concentraciones significativas de PCBs en la sangre, pelo y tejidos grasos de los animales silvestres.
La investigación durante los años 60 y 70 reveló que los PCBs y otros compuestos organoclorados aromáticos eran carcinógenos poderosos, y también los relacionó con un amplio conjunto de trastornos reproductivos, de desarrollo y del sistema inmunológico. La afinidad química de estos compuestos por las grasas es responsable de sus enormes tasas de acumulación y bioconcentración, así como de su expansión a través de la cadena alimenticia marina en el mundo. Aunque la fabricación de PCBs se prohibió en Estados Unidos en 1976, sus efectos tóxicos y perturbadores del sistema endocrino persisten en todo el mundo.
La relación de Monsanto con la dioxina se remonta a la fabricación del herbicida 2,4,5-T, que comenzó a finales de la década de los 40. Casi inmediatamente, los trabajadores comenzaron a enfermar, con erupciones en la piel, dolores inexplicables en las extremidades, articulaciones y otras partes del cuerpo, debilidad, irritabilidad, nerviosismo y pérdida del deseo sexual. Documentos internos muestran que la compañía sabía que aquellas personas estaban realmente tan enfermas como decían, pero la empresa mantuvo todas las pruebas ocultas. El contaminante responsable de las dolencias de los trabajadores no fue identificado como dioxina hasta 1957, pero antes de esa fecha, los especialistas en guerra química del ejército de los Estados Unidos se habían interesado por dicha sustancia como una posible arma química.
Monsanto envenenó Vietnam. El herbicida conocido como Agente Naranja, que fue usado por las fuerzas militares estadounidenses para defoliar los ecosistemas de selva tropical de Vietnam durante los años 60, era una mezcla de 2,4,5-T y 2,4-D que provenía de varias fuentes, pero el Agente Naranja de Monsanto tenía concentraciones de dioxina muchas veces superiores al producido por Dow Chemical, el otro gran productor del defoliante. Esto convirtió a Monsanto en el principal acusado en la demanda interpuesta por veteranos de la guerra del Vietnam, que experimentaron un conjunto de síntomas de debilidad atribuibles a la exposición al Agente Naranja. Cuando en 1984 se alcanzó un acuerdo de indemnización por valor de 180 millones de dólares entre siete compañías químicas y los abogados de los veteranos, la justicia ordenó a Monsanto pagar el 45,5 por ciento del total. Por supuesto, a los tribunales de Estados Unidos ni se los ocurrió que a una mayor indemnización tenían derecho la sociedad y el Estado de Vietnam.
El Roundup es el herbicida más vendido del mundo. Actualmente, los herbicidas de glifosato, tales como el Roundup, representan al menos una sexta parte de las ventas anuales totales de Monsanto, y la mitad de los ingresos por operaciones de la compañía, o quizá algo más, desde que la misma delegó sus actividades en torno a productos químicos industriales y tejidos sintéticos en una empresa aparte, llamada Solutia (en septiembre de 1997). Monsanto promociona agresivamente el Roundup como un herbicida seguro y de uso general en cualquier lugar, desde céspedes y huertas hasta grandes bosques.
En 1997, Monsanto respondió a cinco años de quejas del fiscal general del estado de Nueva York relativas a que sus anuncios del Roundup eran engañosos, cambiando sus anuncios en el sentido de borrar las referencias a la "biodegradabilidad" y al carácter "ambientalmente positivo" del herbicida. La serie de grandes multas y decisiones judiciales contra Monsanto en Estados Unidos incluyen responsabilidades en casos de muerte por leucemia, multas de 40 millones de dólares por el vertido de productos peligrosos al medio ambiente, y muchos otros episodios. En 1995, Monsanto era la quinta empresa de Estados Unidos en el inventario de vertidos tóxicos de la EPA, con millones de kilogramos de productos químicos tóxicos descargados sobre la tierra, en el aire, en el agua y en el subsuelo.
Los productos farmacéuticos de Monsanto tienen también un historial inquietante. El producto estrella de la compañía farmacéutica Searle, subsidiaria de Monsanto, es el edulcorante artificial "aspartame", vendido bajo los nombres comerciales de Nutrasweet y Equal. En 1981, cuatro años antes de que Monsanto comprase Searle, un comité consultivo de la FDA (Food and Drug Administration) compuesto por científicos independientes, confirmó informes que afirmaban que el aspartame podría inducir tumores cerebrales.
La FDA retiró a Searle la licencia de venta del aspartame, pero esta decisión fue anulada por un nuevo comisionado nombrado por el entonces presidente Ronald Reagan. En ese momento el actual secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, era el presidente de la compañía.
Un estudio de 1996 publicado en la revista científica Journal of Neuropathology and Experimental Neurology ha suscitado de nuevo la preocupación, relacionando el aspartame con un incremento súbito de cánceres cerebrales a poco de introducirse la substancia. La Unidad de Investigación sobre Política Científica de la Universidad de Sussex, Inglaterra, cita una serie de informes de los años 80, que relacionan el aspartame con un conjunto amplio de reacciones adversas en consumidores sensibles, incluyendo dolores de cabeza, visión borrosa, entumecimiento, pérdida de audición, espasmos musculares y ataques inducidos de tipo epiléptico, entre otras muchas dolencias.
La agresiva promoción que Monsanto realiza de sus productos biotecnológicos, desde la hormona recombinante del crecimiento bovino (rBGH) a la soja "Roundup Ready" y a sus variedades de algodón resistentes a los insectos, resulta a ojos de cualquier observador como una continuación de sus largas décadas de prácticas éticamente discutibles.
Originalmente, Monsanto fue una de las cuatro empresas que querían introducir en el mercado una hormona sintética del crecimiento bovino, producida por la bacteria E. coli, manipulada genéticamente para producir la proteína bovina. El esfuerzo de Monsanto, que duró 14 años, para lograr la aprobación de la FDA a la comercialización de la BGH recombinante, estuvo lleno de controversias, llegándose a denunciar un esfuerzo coordinado para suprimir información sobre los efectos perjudiciales de la hormona.
La hormona de Monsanto se aprobó por la FDA para su venta comercial a principios de 1994. El año siguiente, la Unión de Agricultores de Wisconsin, hizo público un estudio de las experiencias de los granjeros con la droga. Sus hallazgos excedieron los 21 problemas potenciales de salud que Monsanto fue obligada a incluir en la etiqueta de advertencia de su marca Posilac (nombre comercial de la rBGH). Se obtuvieron muchos informes de muertes espontáneas entre vacas tratadas con rBGH, alta incidencia de infecciones de ubres, graves dificultades metabólicas y problemas en los partos y, en algunos casos, imposibilidad de apartar a las vacas tratadas de la substancia, a la que se habían habituado.
Muchos ganaderos experimentados que usaron la rBGH tuvieron que reemplazar de repente una buena parte de sus rebaños. En lugar de responder a las causas de las quejas de los ganaderos sobre la rBGH, Monsanto emprendió la ofensiva, amenazando con demandas judiciales contra las pequeñas empresas lecheras que anunciaban sus productos como libres de la hormona artificial, y participando en una acción legal interpuesta por varias asociaciones industriales de comercio contra la primera (y única) ley de etiquetado obligatorio para la rBGH en Estados Unidos. Todo ello mientras aumentaban las pruebas de los efectos perjudiciales de la rBGH en la salud de las vacas y de las personas.
Los esfuerzos para impedir el etiquetado de las exportaciones estadounidenses de soja y maíz manipulados genéticamente, parecen indicar que Monsanto sigue aplicando las tácticas ingeniadas por la compañía para sofocar las quejas contra la hormona de la leche. Si bien Monsanto argumenta que su soja "Roundup Ready" acabará por reducir el consumo de herbicidas, el uso generalizado de variedades de cultivos tolerantes a los herbicidas significa un aumento de la dependencia de los agricultores respecto del herbicida. Las malas hierbas que aparecen después de que el herbicida original se haya dispersado o degradado, se tratan a menudo con más aplicaciones de herbicida.
Por otra parte, Monsanto ha aumentado su producción de Roundup en los últimos años. Habiendo expirado la patente de Roundup en Estados Unidos en el año 2000, y con una competencia de productos genéricos de glifosato surgiendo en todo el mundo, el "paquete" de herbicida Roundup y semillas "Roundup Ready" se ha convertido en la piedra angular de la estrategia de Monsanto para seguir aumentando sus ventas de herbicida.
Los posibles efectos ambientales y sanitarios de los cultivos tolerantes al Roundup no han sido investigados completamente; por ejemplo, los efectos alergénicos, el caracter invasivo o de mala hierba de estos cultivos y la posibilidad de que la resistencia al herbicida se transfiera vía polen a otras semillas de soja o a otras plantas emparentadas.
Mientras que los problemas con la soja resistente a herbicidas son despreciados como algo muy genérico y especulativo, la experiencia de los algodoneros con las semillas manipuladas genéticamente por Monsanto constituye una historia muy diferente.
Desde 1996 Monsanto ha sacado dos variedades de algodón manipulado genéticamente; una es una variedad resistente al Roundup, y la otra, llamada "BT", segrega una toxina bacteriana para controlar los daños producidos por plagas del algodón. La toxina, derivada del Bacillus thuringiensis (B.t.), se ha utilizado por los agricultores ecológicos desde los primeros años 70 en forma de un aerosol natural bacteriano. Pero a diferencia de las bacterias B.t., que viven relativamente poco, y segregan su toxina en una forma que sólo se activa en los sistemas digestivos de ciertos gusanos y orugas, los cultivos "BT" modificados genéticamente segregan una forma activa de la toxina a lo largo del ciclo vital de la planta.
Gran parte del maíz genéticamente manipulado del mercado es una variedad con capacidad de segregar esta toxina bacteriana, ideada para repeler al gusano de la raíz del maíz y a otras plagas comunes.
El primer problema de estos cultivos que segregan plaguicidas es que la presencia de la toxina en todo el ciclo vital de la planta favorece la aparición de cepas resistentes al B.t. entre los insectos. La EPA ha determinado que una resistencia extendida al B.t. puede convertir en inefectivas las aplicaciones naturales de la bacteria B.t. en apenas tres o cinco años, y pide a los agricultores que planten hasta un 40 por ciento de sus cultivos con algodón no manipulado genéticamente, para que sirva de "refugio" a los insectos y evitar la aparición de resistencias al B.t. En segundo lugar, la toxina segregada por estas plantas puede dañar a insectos beneficiosos, además de aquellas otras especies que los agricultores quieren eliminar.
Pero los efectos nocivos del algodón "BT" han resultado ser mucho más rápidos de lo esperado, tanto que Monsanto y sus socios han retirado del mercado más de 2 millones de kilos de semillas de algodón manipuladas genéticamente, y han acordado pagar a los cultivadores de Estados Unidos una indemnización de muchos millones de dólares. A pesar de estos problemas, Monsanto sigue fomentando el uso de la ingeniería genética en la agricultura al tomar el control de muchas de las mayores y más establecidas empresas de semillas en los Estados Unidos, controlando el 85 por ciento del mercado estadounidense de semillas de algodón.
La compañía sigue también en otros países esta agresiva política de adquisiciones de empresas y de venta de productos. En 1997, Monsanto compró "Sementes Agroceres S.A.", descrita como "la principal empresa de semillas de maíz de Brasil", con una cuota de mercado del 30 por ciento. Por otro lado, son conocidas las denuncias de importación ilegal de soja transgénica provenientes de la filial argentina de Monsanto.
Con esta larga e inquietante historia, se entiende porqué muchos ciudadanos informados de Europa y Estados Unidos se resisten a confiar en Monsanto el futuro de su comida y salud. No ocurre lo mismo en Latinoamérica.
Bajo la gestión de su presidente, Robert Shapiro, Monsanto ha apartado todos los obstáculos para transformar su imagen de un suministrador de productos químicos peligrosos en una institución ilustrada y con visión de futuro, que lucha para alimentar al mundo. Shapiro se describe a sí mismo como un visionario y un hombre renacentista, encargado de la misión de usar los recursos de la compañía para cambiar el mundo: "No es un problema de buenos y malos. No sirve para nada decir -si los malos se fueran, entonces el mundo iría bien-; es el sistema entero el que ha de cambiar; hay una gran oportunidad para reinventarlo, dice el ejecutivo de Monsanto.
El sistema "reinventado" de Shapiro es tal que no sólo continúan existiendo las grandes empresas, sino que además éstas ejercen cada vez un mayor control sobre nuestras vidas. Pero últimamente se nos dice que Monsanto se ha reformado, que se ha desprendido con éxito de sus divisiones de industria química y que se ha comprometido a reemplazar los productos químicos con "información", en forma de semillas manipuladas genéticamente y otros productos de la biotecnología. Esto no deja de ser una ironía viniendo de una compañía cuyo producto más rentable es un herbicida.
Monsanto demuestra claramente que ha aprendido a utilizar la charlatanería adecuada. Así, Roundup no es un herbicida, sino "una forma de minimizar las labores del suelo y reducir la erosión". Los cultivos de ingeniería genética no son simplemente fuentes de beneficio para Monsanto, "sino que surgen para resolver el problema inexorable del crecimiento de la población". Por último, se nos quiere hacer creer que la agresiva promoción de la biotecnología que lleva a cabo Monsanto no es fruto de la arrogancia empresarial, sino simplemente una "ley de la naturaleza".
Monsanto ha bautizado el aparente crecimiento exponencial de lo que llama "conocimiento biológico" con el nombre de "Ley de Monsanto" -nada menos-. Como con cualquier otra presunta ley de la Naturaleza, poco se puede hacer fuera de observar cómo se cumplen sus predicciones, y en este caso, la predicción es ni más ni menos que el crecimiento exponencial continuo del poder mundial de Monsanto.
Pero el crecimiento de cualquier tecnología no es simplemente una "ley de la naturaleza". Las tecnologías no son fuerzas sociales en sí mismas, ni simples herramientas neutrales que se pueden utilizar para alcanzar cualquier fin social, sino el producto de unas instituciones sociales y de unos intereses económicos particulares.
Por ejemplo, la llamada "Revolución Verde" de la agricultura de los años 60 y 70 aumentó temporalmente los rendimientos de los cultivos, e hizo también a agricultores de todas las partes del mundo cada más dependientes de costosos insumos químicos. Esto provocó desplazamientos generalizados de campesinos fuera de sus tierras, y en muchos países ha ido en detrimento del suelo, las aguas subterráneas y las tierras comunales, que han sustentado a la gente durante miles de años. Estos desequilibrios a gran escala han alimentado la suburbanización y la pérdida de poder social de las comunidades, lo que ha conducido a su vez a otro ciclo de empobrecimiento y hambre.
La "Segunda Revolución Verde", prometida por Monsanto y otras compañías biotecnológicas, amenaza con una destrucción aún mayor de las relaciones sociales y de la posesión tradicional de la tierra.
Al rechazar a Monsanto y su biotecnología, no estamos necesariamente rechazando la tecnología "per se", sino que queremos reemplazar una tecnología de manipulación, control y beneficios, que niega la vida, por otra verdaderamente ecológica, diseñada para respetar el funcionamiento de la Naturaleza, mejorar la salud personal y comunitaria, sustentar a las comunidades que viven de la tierra y operar a una escala genuinamente humana. Si creemos en la soberanía, es necesario que podamos elegir qué tecnologías son las mejores para nuestras comunidades, en lugar de que decidan por nosotros entidades a las que es muy difícil pedir responsabilidades, como Monsanto.
En vez de tecnologías ideadas para el enriquecimiento continuo de unos pocos, podemos basar nuestra tecnología en la esperanza de una mayor armonía entre nuestras comunidades humanas y el mundo material. Nuestra salud, nuestros alimentos y el futuro de la vida en la Tierra están realmente en juego.