El destino de estos materiales radiactivos fue durante mucho tiempo el
mar. Los habitantes de pueblos enteros acaban enfermando y muriendo por
la radioactividad procedente de ríos y tierras de cultivo contaminadas
por los desechos nucleares. Pese a las afirmaciones de la industria
nuclear de que la mayoría de sus residuos se reciclan, este documental
sorprende con otra realidad. Gran parte de ellos no puede reciclarse y
van a parar a cementerios en Siberia donde existen pocas medidas de
seguridad. Esta es una investigación en los asuntos políticos,
científicos y económicos de la energía nuclear que también explota
muchos mitos.