Título original: Les glaneurs et la glaneuse
Directora: Agnes Varda
País: Francia
Año: 2000
"Los
espigadores y la espigadora" es un documental de la veterana directora
Agnès Varda. En él, nos quiere hacer pensar acerca de la sociedad de
consumo en la que vivimos, de usar y tirar y del despilfarro que hacemos
a diario. Lo que nosotros desperdiciamos es recogido por otras
personas, algunas lo hacen por su extrema pobreza y otras porque creen
que es inmoral tirar tal cantidad de comida y objetos cuando miles de
seres humanos se mueren de hambre en el mundo.
Espigadores:
"Dícese de la persona que recoge las espigas que los segadores han
dejado en el rastrojo". Existen desde hace siglos, y trabajan en los
campos después de la siega, agachados, recogiendo las espigas, es decir
las flores de las plantas llamadas gramíneas (por ejemplo los cereales).
Normalmente
este trabajo lo hacían campesinas humildes en las grandes plantaciones.
Hoy los espigadores también existen, aunque ya no sólo recogen las
espigas que quedan en las cosechas. Son espigadores de ciudad, que
buscan y se quedan lo que otros desperdician. La directora francesa
Agnès Varda se ha recorrido media Francia con una cámara en la mano,
para realizar un documental que haga pensar a más de uno sobre esta
práctica.
La postura del espigador es la misma, no ha variado con
el tiempo. Antes se agachaban en el campo, y ahora entre las basuras.
Antes recogía espigas y ahora manzanas, patatas, carne, relojes,
televisores, juguetes... En este mundo tan consumista todos los días se
despilfarra.
El primero de los personajes que aparece en el
documental es un ex camionero en paro. Trabajaba demasiadas horas
diarias y no respetaba los turnos, así que en un control le pillaron y
su empresa le despidió. Su mujer se fue de casa con sus hijos y se quedó
en la indigencia.
Hoy vive en una caravana y se alimenta de lo
que otros tiran por cualquier causa. Una patata con forma de corazón que
no se vende en los supermercados, una manzana demasiado oscura, un
yogur del que pasa un día de caducidad...
Pero no todos son como
él. Algunos son trabajadores, que por cuestiones éticas se dedican a
recoger basuras. "La gente no se da cuenta de que no podemos seguir
despilfarrando de esta forma. Hay que reciclar para respetar al medio
ambiente. Yo me dedicó a buscar lo que está nuevo y todavía puede
ofrecer servicio".
Agnès ha hablado con ellos y los ha grabado
para el documental. Otros espigan porque son artistas y con los objetos
elaboran obras de arte. "Son como regalos que están en la calle, como si
siempre fuera Navidad", dice uno de ellos.
A veces la sociedad
no les comprende, pero ellos tampoco entienden a los que consumen sin
sentido. Y menos aún a las grandes empresas que no dejan recoger los
alimentos o los objetos que desperdician.
Agnès también los ha
grabado con una cierta incomprensión. ¿Por qué los pobres no pueden
recoger lo que vosotros tiráis? "Por que no es legal", responden. Pero
mientras toneladas de comida se pudren, otros se mueren de hambre en el
mundo.
Agnès Varda: la búsqueda de una inconformista
Esta
película fue tejida con varios hilos --el de las emociones que sentí
cuando me enfrenté con la pobreza, el de las posibilidades ofrecidas por
las pequeñas cámaras digitales y mi pelo gris--". Así define Agnès
Varda su documental.
La directora también quería expresar su amor
a la pintura. "Tenía que unir las piezas y hacer que tuvieran sentido
en la película, intentando no traicionar las cuestiones sociales a las
que se refiere: los desperdicios y la basura".
A lo largo de su
carrera esta directora nacida en 1928 ha sorprendido con algunos de sus
títulos. Desde su primer trabajo, La pointe courte, que realizó sin
tener ninguna formación ni conocimiento técnico alguno sobre películas
ni objetivos y que sorprendió a muchos, han pasado ya 48 años, en los
que ha ganado varios premios, entre ellos el Oso del Festival de Berlín y
el León de Oro del de Venecia.
Durante la recolección de trigo
en el verano de 1999 vio en televisión a un granjero que explicaba que
si su cosechadora no estaba bien ajustada perdería muchos granos.
Entonces se acordó de que hace muchos años existían unas personas
llamadas espigadoras, y se dispuso a grabar un documental "de camino
errante", como ella lo define, en busca de estas personas.
"Me
las arreglé para acercarme a ellos, para sacarles fuera de su anonimato.
Descubrí su generosidad. Hay muchas maneras de ser pobres, manteniendo
el sentido común, el sentido de cólera o de humor".