"Un documental de gran belleza paisajística que ha supuesto un reto para
Tarek Ode, al realizar un relato minucioso, filmando lugares
inaccesibles, en cuevas y yacimientos de las siete islas alejadas y
desconocidas. Para la realización de este documental también se ha
contado con la colaboración de quince expertos, procedentes de todas las
islas, que tratan de dar respuesta a las cuestiones que aún plantean
los orígenes y las formas de vida de los antiguos pobladores de
Canarias."
El consumo mundial de pescado se ha duplicado en los últimos 40 años. El
mercado necesita grandes cantidades de peces que produce en criaderos
superpoblados con aguas contaminadas por antibióticos y productos
tóxicos.
Con solo echar un vistazo a los cientos de etiquetas de cualquier centro
comercial de grandes marcas, nos damos cuenta de que a pesar del
descubrimiento de numerosas fibras sintéticas el algodón representa casi
el cuarenta por ciento de nuestra vestimenta. Lo encontramos en
camisetas, pantalones, faldas o camisas. Un tejido en alza asociado a un
producto natural, pero nadie sabe exactamente de donde viene o como se
recoge.
Veinte mil cascos azules de la ONU están aquí para proteger a los
civiles. Es la mayor misión de pacificación del mundo. Ellos deberían
proteger a los civiles de los ataques y los abusos sexuales. Pero
algunos de los salvadores se han convertido en los autores que abusan de
la indefensión y de la extrema pobreza de niñas y mujeres.
Pagar, pagar y pagar. Preguntas cuánto te queda y te sigue quedando la
misma cuota, entonces ¿Qué estoy pagando?. Es el testimonio de muchos
afectados por este tipo de créditos fáciles, que como éstos, miles de
personas han contratado con empresas financieras en los últimos años.
Una peligrosa dinámica de endeudamiento descontrolado y abusivo,
alimentada en muchos casos por las propias entidades prestatarias.
En Europa, el aguacate se considera un "superalimento”. Sin embargo, en
Chile, los aguacates son sinónimo de escasez de agua, violación de los
derechos humanos y una profunda huella ecológica.
Unos exhaustivos ensayos científicos han demostrado que estamos
dispuestos a convivir mejor de lo que creemos con las desigualdades
económicas, políticas, raciales o de género.
“Hoy llevaremos a cabo un experimento de laboratorio que se centra en el
proceso de toma de decisiones financieras. Hasta la fecha, el
razonamiento económico afirmaba que “no hay desigualdad buena”, pero
hemos comprobado que hay otros razonamientos paralelos que sostienen que
“hay desigualdades justas y desigualdades injustas”.
Este es el enunciado de uno de los sorprendentes ensayos sociales,
puestos en marcha en Noruega y que se recogen en el “El precio de la
equidad”. El resultado de los ensayos ha demostrado, que estamos
dispuestos a convivir mejor con las desigualdades políticas económicas,
sociales, raciales y de género, de lo que a priori imaginaríamos y que
aceptamos con facilidad un tipo de sociedad en el que hay un ganador
absoluto.
La historia de la injusticia económica, aparece ya en las más remotas
civilizaciones. Los sistemas impositivos que las regían configuraron el
concepto de la justicia social. Muchos siglos después, la sociedad no
ha evolucionado demasiado al respecto, porque en la actualidad
sorprende, que uno de los rasgos más significativos del mundo moderno es
que la desigualdad se ha abierto camino en los países democráticos sin
despertar una verdadera repulsa popular.
“La sensibilidad hacia la justicia se desarrolla a una edad muy
temprana”, afirman los expertos. “pero la sociedad moldea a las personas
para que se lo salten sin preocupación”, asegura uno de los miembros de
‘La Comisión de Londres por la Justicia’ en “El precio de la equidad”.
