"Un mundo feliz", novela escrita en 1932 bajo el título "Brave New World", recrea una democracia que no lo es, una dictadura que no lo parece, una cárcel de la que los prisioneros no quieren escapar porque no saben que lo son, condicionados desde su extraña concepción para ser lo que tienen que ser.
El origen del título se encuentra en la obra "La Tempestad", de William Shakespeare, en las palabras de Miranda (y que cita el salvaje textualmente): "Oh, maravilloso nuevo mundo! !Oh, maravilloso nuevo mundo que alberga tales criaturas!"
Huxley nos presenta una sociedad altamente tecnológica que utiliza todos los medios posibles para condicionar y controlar a la masa a fin de conseguir la estabilidad social. Los niños no nacen, se hacen, y están genéticamente manipulados para pertenecer a una de las cinco categorías de la población, jerárquicamente estructuradas: Alfa (la élite, los más inteligentes), Beta, Gamma, Delta y Epsilon (las castas inferiores, menos desarrollados física e intelectualmente). Esta obra se encuadra dentro de las llamadas antiutopías o distopías (como "1984" (1949) de George Orwell o "Fahrenheit 451" (1953) de Ray Bradbury), que muestran mundos y civilizaciones futuras dominadas por regímenes totalitarios que ejercen un control total sobre sus ciudadanos. Las comparaciones con "1984", de George Orwell, parecen inevitables. Sin embargo, existen diferencias sustanciales entre ambas. Las dos son antiutopías que nos sitúan en un mundo futuro, pero en cada uno el control se ejerce de una manera distinta. En "1984" conocemos la manipulación a través de la fuerza, la tortura, y aunque los individuos están tan sometidos en una obra como en la otra, en "1984" la rebelión es posible, aunque muy poco probable. Orwell hace una crítica del comunismo de aquella época y muestra cómo aquello que tememos puede hacerse realidad. En "Un mundo feliz", la rebelión no es imposible, pero, simplemente, no es deseable. Sus habitantes no conocen otra manera de ser felices que hacer, precisamente, lo que han nacido para hacer. Tienen todas las comodidades que pueden desear y, si esto no fuera suficiente, tienen las drogas de diseño para alterar su percepción y olvidar y modificar sus inoportunas emociones negativas. Es la sociedad capitalista que nos ha tocado vivir. Huxley, al contrario que Orwell, muestra cómo aquello que deseamos puede hacerse realidad. Aldous Huxley, aunque británico, vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos, y la novela es una crítica a lo que se vivía en la América de los años 30, un reflejo de los miedos del período de entreguerras y una reacción a "Los hombres dioses", una utopía escrita en 1923 por H. G. Wells. Se trata de una sátira del comunismo, del socialismo, del capitalismo (él se consideraba anarquista), de la tecnologización de los procesos de producción. En 1958 escribe "Nueva visita a un mundo feliz" ("Brave New World Revisited"), en la que considera si el mundo de entonces se acercaba a su visión del futuro de los años 30, y concluye que, de hecho, se acerca a esa visión mucho más rápido de lo que él pensaba y analiza las posibles causas. Con su último trabajo, "La Isla" ("Island", 1962), vuelve a construir una utopía y se considera la contrapartida de "Un mundo feliz".
parte 2
Huxley nos presenta una sociedad altamente tecnológica que utiliza todos los medios posibles para condicionar y controlar a la masa a fin de conseguir la estabilidad social. Los niños no nacen, se hacen, y están genéticamente manipulados para pertenecer a una de las cinco categorías de la población, jerárquicamente estructuradas: Alfa (la élite, los más inteligentes), Beta, Gamma, Delta y Epsilon (las castas inferiores, menos desarrollados física e intelectualmente). Esta obra se encuadra dentro de las llamadas antiutopías o distopías (como "1984" (1949) de George Orwell o "Fahrenheit 451" (1953) de Ray Bradbury), que muestran mundos y civilizaciones futuras dominadas por regímenes totalitarios que ejercen un control total sobre sus ciudadanos. Las comparaciones con "1984", de George Orwell, parecen inevitables. Sin embargo, existen diferencias sustanciales entre ambas. Las dos son antiutopías que nos sitúan en un mundo futuro, pero en cada uno el control se ejerce de una manera distinta. En "1984" conocemos la manipulación a través de la fuerza, la tortura, y aunque los individuos están tan sometidos en una obra como en la otra, en "1984" la rebelión es posible, aunque muy poco probable. Orwell hace una crítica del comunismo de aquella época y muestra cómo aquello que tememos puede hacerse realidad. En "Un mundo feliz", la rebelión no es imposible, pero, simplemente, no es deseable. Sus habitantes no conocen otra manera de ser felices que hacer, precisamente, lo que han nacido para hacer. Tienen todas las comodidades que pueden desear y, si esto no fuera suficiente, tienen las drogas de diseño para alterar su percepción y olvidar y modificar sus inoportunas emociones negativas. Es la sociedad capitalista que nos ha tocado vivir. Huxley, al contrario que Orwell, muestra cómo aquello que deseamos puede hacerse realidad. Aldous Huxley, aunque británico, vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos, y la novela es una crítica a lo que se vivía en la América de los años 30, un reflejo de los miedos del período de entreguerras y una reacción a "Los hombres dioses", una utopía escrita en 1923 por H. G. Wells. Se trata de una sátira del comunismo, del socialismo, del capitalismo (él se consideraba anarquista), de la tecnologización de los procesos de producción. En 1958 escribe "Nueva visita a un mundo feliz" ("Brave New World Revisited"), en la que considera si el mundo de entonces se acercaba a su visión del futuro de los años 30, y concluye que, de hecho, se acerca a esa visión mucho más rápido de lo que él pensaba y analiza las posibles causas. Con su último trabajo, "La Isla" ("Island", 1962), vuelve a construir una utopía y se considera la contrapartida de "Un mundo feliz".
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