La técnica de fracturación hidráulica o fracking despierta mucho interés ante la posibilidad de extraer gas de una forma más rentable. Pero al mismo tiempo suscita fuertes críticas por entrañar unos riesgos a los que la sociedad y el medio ambiente no deberían estar expuestos. Se señala a Estados Unidos como principal responsable de destruir el subsuelo y contagiar las napas de agua con cientos de sustancias químicas nocivas. Y mientras los efectos contaminantes empiezan sufrirse en muchas comunidades, en otras se prohíbe esta técnica, al tiempo que crecen los intereses económicos entorno al fracking.
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