El derecho a soñar es el único derecho que parece no haber mermado a lo largo de los siglos. El ser humano sigue imaginando mundos y creyendo en posibles futuros, aparentemente, inalcanzables.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano apela a esta capacidad de superación en el texto El derecho al delirio de su libro Patas arriba. La escuela del mundo al revés: "Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea".
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