In 1946, the U.S. War Department produced a twelve-minute film about the
atomic bomb as part of the Army-Navy Screen Magazine, called "A Tale of
Two Cities". The two cities were, of course, the devastated Japanese
municipalities of Hiroshima and Nagasaki. The film begins with the
Trinity test in the New Mexico desert in July 1945, noting that on that
day, “the atomic age was born.” It then takes viewers on a tour of the
ruins of the two devastated cities. Twenty years later in 1968, famed
American filmmaker Eric Barnouw learned that a great deal of the footage
in the movie was shot by Japanese filmmaker, Akira Iwasaki, who visited
Hiroshima and Nagasaki to film the immediate aftermath of the bombings.
The U.S military at first forced Iwasaki to halt filming but then
ordered him to continue.
The footage was suppressed for decades
before Barnouw received a letter from an environmentalist named Lucy
Lemann alerting him to the existence of the material. Barnouw obtained
the footage from the National Archives and then the footage down to this
short film. It remains one of the most chilling documents from the
atomic bombings.
On August 6, 1945, an American B-29 bomber named the Enola Gay left the island of Tinian for Hiroshima, Japan. The uranium 235 gun-type bomb, named Little Boy,
exploded at 8:16 a.m. In an instant 80,000 to 140,000 people were
killed and 100,000 more were seriously injured. The blast wave shattered
windows for a distance of ten miles and was felt as far away as 37
miles. Hiroshima had disappeared under a thick, churning foam of flames
and smoke. The co-pilot, Captain Robert Lewis, commented, "My God, what
have we done?"
On August 9, 1945, another American B-29 bomber, Bock's Car, left Tinian carrying Fat Man,
a plutonium implosion-type bomb. The primary target was the Kokura
Arsenal, but upon reaching the target, they found that it was covered by
a heavy ground haze and smoke and were unable drop the bomb. The pilot,
Major Charles Sweeney, turned to the secondary target of the Mitsubishi
Torpedo Plant at Nagasaki. The bomb exploded at 11:02 a.m. over the
narrow Urakami Valley northwest of downtown Nagasaki. Of the 286,000
people living in Nagasaki at the time of the blast, 74,000 people were
killed and another 75,000 sustained severe injuries. The damage was less
extensive, since the blast was boxed in by the river valley and partly
to the fact that the bomb was dropped about 2 miles off target.
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Hiroshima y Nagasaki: la sangre facturada.
Los estallidos de
Hiroshima y Nagasaki más que por razones militares estratégicas fueron
impulsados por los intereses comerciales de las multinacionales del
Complejo Militar Industrial norteamericano, en especial las
armamentistas, que cuentan con un lobby militar permanente en la Casa
Blanca. La carrera armamentista (nuclear, convencional y espacial), cuyo
presupuesto hoy supera el billón de dólares, tuvo su punto de partida
en Hiroshima y Nagasaki. Cómo se articuló y quienes son los que lucran
con el "negocio nuclear".
Los estallidos de Hiroshima y Nagasaki
-así lo demuestran las investigaciones independientes- más que por
razones militares estratégicas fueron impulsados por los intereses de
las corporaciones del Complejo Militar Industrial norteamericano, en
especial las armamentistas, que cuentan con un lobby militar permanente
en la Casa Blanca.
Las bombas de Hiroshima y Nagasaki no fueron
arrojadas para "evitar más muertes" ni para precipitar la "rendición"
del Japón: fueron lanzadas para iniciar la carrera armamentista (y
consecuentemente el incremento sideral de la tasa de ganancias de las
corporaciones del Complejo Militar Industrial que financiaron el
proyecto de bombardeo), y lanzar un alerta amedrentador a la Unión
Soviética, la otra potencia con capacidad nuclear.
El genocidio
aterrador de Hiroshima y Nagasaki le sirvió a los bancos y corporaciones
(amparados por el Estado Nacional norteamericano) para instalar la
carrera armamentista y la carrera espacial debajo de los acuerdos de
"coexistencia pacífica" que mantenía al poder nuclear como efecto
"disuasivo".
El marco nuclear de la "coexistencia pacífica"
(además de alimentar el negocio de las corporaciones aeroespaciales)
sirvió de cáscara para desarrollar la confrontación por "áreas de
influencia" entre EEUU y la URSS durante la Guerra Fría, mediante la
cual la "industria de la guerra" (convencional y nuclear) facturó
ganancias en armamento cuyo presupuesto mundial hoy supera el billón de
dólares.
En términos prácticos, y en números, la masacre nuclear
de Hiroshima y Nagasaki sirvió a las trasnacionales y bancos para
instalar la industria y la financiación del armamentismo (nuclear y
convencional) tomado como "efecto disuasivo" para "evitar que sucedan"
otras tragedias similares.
La carrera armamentista (nuclear y
convencional) alimenta los contratos y las ganancias de los consorcios
agrupados en ese monstruo llamado Complejo Militar Industrial
norteamericano.
En su último informe Project on Government
Oversight (POGO, Proyecto de Supervisión Gubernamental), un grupo con
sede en Washington que vigila el gasto militar, señaló que, entre enero
de 1997 y mayo de 2004, sólo 20 grandes proveedores recibieron más del
40 por ciento de los 244.000 millones de dólares en contratos del
gobierno federal estadounidense.
Entre los consorcios que se
benefician en primer lugar de esta práctica se cuentan Lockheed Martin,
la gigante aeroespacial Boeing, Northrop Grumman, contratista de la
Fuerza Aérea, Raytheon, y General Dynamics.
Boeing, fabricó los
bombarderos que transportaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki, e
integró el "lobby militar" que promovió e impulsó el proyecto compuesto
entre otros por, Carnegie, Dupont, Westinghouse, Union Carbide, Tenesee
Eastman, Kellogg, y Monsanto.
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